Los obispos de Panamá finalizaron su 211ª Asamblea plenaria tras un profundo balance de la situación social, económica, política y pastoral del país a casi un año precisamente de haber sido anfitriones de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), la cual califican como “un momento histórico en el que experimentamos la presencia de Dios, a través de la persona del Santo Padre y de miles de peregrinos de diversos lugares”, motivo por el cual han anunciado una serie de actividades dirigidas a la juventud panameña.
En esta asamblea, celebrada del 6 al 10 de enero, contaron también con la participación especial de Miguel Cabrejos, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), quien anunció la celebración de los 12 años de Aparecida y destacó los frutos del Sínodo de la Amazonía.
A propósito del primer aniversario de haberse celebrado la JMJ en el país y en virtud de ser un acontecimiento que “marcó la historia nacional y de la Iglesia Universal”, los prelados han anunciado que se realizará el “Celebremos Panamá 2020”, que tendrá lugar “en el Mirador del Pacífico de la Cinta Costera, los días 31 de enero y 1 y 2 de febrero del presente año”.
Por ello han invitado “a toda la familia, a vivir la experiencia de comunión y fraternidad con la juventud, durante estos días, como parte de nuestra memoria agradecida a Dios, que a través de la figura del Papa, nos eligió para la JMJ, y a todo el pueblo panameño que abrazó esta Jornada”.
Además han anunciado que fruto de la experiencia vivida durante la JMJ tienen previsto “continuar el camino discipular al que hemos sido convocados por el Señor y a profundizar sobre la identidad y misión del joven en la Iglesia”, por ello han convocado “el Trienio Juvenil Vocacional, como tiempo de gracia y de esperanza, que invita a caminar hacia la Jornada Nacional de Jóvenes en el 2021 y el Sínodo de la Juventud en el 2022”.
El año 2019 estuvo signado por tensiones entre productores agrícolas y el gobierno, lo que de alguna manera ha impactado en el nivel de vida de la población, por lo cual los prelados proponen a las autoridades y diversos sectores sociales y productivos embarcarse en la iniciativa de “un exhaustivo diagnóstico de la realidad social”, cuyo objetivo sea evaluar el sistema democrático que tras treinta años de reconstruido todavía hay muchas realidades que “se han precarizado, causando profundas heridas en un país joven y con gran futuro”.
Todas estas brechas sociales han tenido como corolario el aumento de la violencia a causa de los altos índices de criminalidad, que a juicio de los obispos es una situación que no se ha combatido “de manera oportuna y profesional, ya sea por la omisión, la indiferencia, el disimulo o la colaboración de instancias públicas, y de la sociedad”.
Frente a todas estas coyunturas y a fin de evitar un estallido social, los obispos panameños proponen cuanto antes abrir los caminos de diálogo, porque “es un imperativo moral” e “impulse procesos de negociación en torno a objetivos comunes y a mantener la paz”.
Para esta mesa de diálogo proponen temas urgentes como el de las reformas constitucionales, las cuales ofrecerán “a los panameños la oportunidad de fortalecer la identidad y la unidad nacional a través del compromiso por construir un Panamá donde todos vivamos de manera digna”.
“El debate por las reformas constitucionales, nos ofrece a todos Sin embargo, tengamos en cuenta que, una nueva o reformada constitución no es, por sí misma, la solución a los problemas de la sociedad, debe ir acompañada de un cambio en los valores y actitudes de los ciudadanos”, advierten para agregar que las mismas deben ser puestas al servicio del bien común sin imponer intereses partidistas ni de particulares.
Foto: CEP