Durante la celebración de la Eucaristía en la que Celestino Aós, ofm. cap., asumió su reciente nombramiento como arzobispo de Santiago, nueve meses después de su designación como administrador apostólico, dos jóvenes de la pastoral juvenil de Quilicura depositaron cartuchos vacíos de bombas lacrimógenas en el presbiterio, sin causar daños a personas ni bienes, mientras se distribuía la Comunión. Esos cartuchos habían sido recogidos de la represión durante manifestaciones en la Plaza Dignidad. Personal de seguridad retuvo a uno de ellos que fue entregado a Carabineros y la Misa continuó.
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Los afectados, estudiantes de Filosofía de la Universidad de Chile, Emilio Jorquera (21 años) y Pablo Sepúlveda (20) fueron conducidos hasta la 1ª Comisaría de Santiago, hasta donde llegaron decenas de integrantes de sus comunidades eclesiales para acompañarlos y cuidarlos por el temor a castigos como los ocurridos en otros casos en días recientes.
Otras manifestaciones
Al mismo tiempo de la acción de esos jóvenes, integrantes del Movimiento Mujeres Iglesia levantaron pancartas en una de las cuales se leía ‘¿Y el pueblo cuándo será escuchado?’, reclamando por la designación de obispos sin consulta al Pueblo de Dios y por la presencia del cardenal Ricardo Ezzati, en la ceremonia, quien enfrenta acusación judicial de encubrir abusadores dentro de la Iglesia en su etapa de arzobispo.
Una queja similar se conoció el 27 de diciembre pasado cuando dirigentes de la organización Laicos y Laicas de Osorno, que tuvieron protagonismo en las críticas al obispo Juan Barros a quien el Papa Francisco aceptó su renuncia, declararon “persona no grata” al recién nombrado arzobispo de Puerto Montt, Fernando Ramos. Puerto Montt es la sede metropolitana a la cual corresponde la diócesis de Osorno.
“No compartimos esta designación por parte del papa Francisco, expresan en su comunicado, debido a un tema tan sensible como lo fue la lucha llevada adelante por los Laicos y Laicas de Osorno, de la cual el obispo Ramos se burló e ironizo, no teniendo ninguna empatía con el sufrimiento de esta porción eclesiástica que peregrina en el sur de Chile, mas aun siendo autoritario, despectivo, prepotente e intolerante y soberbio al no escuchar con un mínimo de respeto el reclamo justo y verdadero del Pueblo de Dios”.
Nueva forma de gobierno
Agregan que “el obispo Ramos es parte del problema, de esta élite psicológica de obispos que tanto daño han hecho a nuestra Iglesia, callando, haciendo pactos de silencio, promoviendo un clima autoritario y de círculos de poder, conspirando como poderes fácticos presionando al Papa, renunciando en bloque toda la CECH, estos personajes no tienen nada que ver con la Iglesia de Jesucristo y la renovación que debiera tener la jerarquía eclesiástica chilena, sin manchas y buscando un nuevo renacer”.
Señalan que Ramos “no es parte de las reformas ni del pensar de una Iglesia diferente como la que busca Francisco” y piden al Papa: “Te exhortamos por una nueva forma de gobierno en la desacreditada jerarquía de la Iglesia chilena”.
En la Catedral de Santiago, la Misa en la que asumió el nuevo arzobispo de Santiago concluyó normalmente, y Aós se retiró sin hacer declaraciones ni referirse al incidente. Quien sí se refirió fue el flamante Nuncio Apostólico, Alberto Ortega, quien expresó que “es una expresión de gente que se ha querido manifestar, no era el momento adecuado ni el lugar oportuno (…) ha habido un pequeño incidente que luego se ha resuelto”.
En su homilía, Aós había hecho referencia a las manifestaciones vividas en el país en los meses recién pasados: “Pasamos por días de agitación, de división y ataques. La división, la injusticia, la mentira, la violencia, son contrarios a nuestra condición cristiana, a nuestro compromiso bautismal (…) Ningún cristiano puede quedarse de observador, menos aún de censor o de condenador; todos debemos preguntarnos ¿qué es la voluntad de Dios para mí? o con frase más familiar ¿qué haría Cristo en mi lugar?”.
También expresó que se siente unido a sus auxiliares, al clero “y cada uno de ustedes sabe que la Iglesia no soy yo, ni los obispos, ni los sacerdotes o religiosos solos; todos los bautizados somos la Iglesia, todos somos hijos amados de Dios, todos somos enviados a vivir como Jesucristo y a proclamar su doctrina”.