El Papa de HBO ha regresado. Al menos, la versión crítica y, según el director de The New Pope, Paolo Sorrentino, de sobra conocida en el Vaticano – ha asegurado que sabe de buena tinta que en la Santa Sede siguen la serie -, que se estrenó en la plataforma de streaming el pasado 11 de enero, y de la que ya hay disponible dos episodios.
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Esta continuación de The Young Pope, en la que Jude Law daba vida a un ficticio Pío XIII, sitúa la escena en algo que podría resultar conocido: la existencia de dos Papas muy diferentes entre sí, aunque Sorrentino haya hecho hincapié en distintas ocasiones en que no pretende hacer alusiones directas a la situación real de la Iglesia.
¡A partir de aquí, este artículo contiene spoilers!
Después de sufrir un infarto mientras daba una homilía en Venecia, el conservador Pío XIII continúa en coma 9 meses – y un transplante de corazón – después. Una situación que no sirve sino para avivar la idolatría a este Papa por parte de los fieles, mientras que el Vaticano se debate entre si sustituirlo o no.
Más cercano al mundo
Finalmente, Voiello – el secretario de Estado -, consigue que se elija a Sir John Brannox (John Malkovich) como sucesor. Así, un moderado aristócrata inglés, amigo, por cierto, de Meghan Markle, es nombrado Papa con el nombre de Juan Pablo III. Se presenta, de esta manera, un pontífice muy diferente a Pío XIII, quien a menudo acudía al miedo y a la condena a la hora de dirigirse a los fieles.
“La decisión de ver al mundo feo y malvado ha hecho del mundo algo feo y malvado”, dice en un momento dado el personaje de Malkovich. Y es él, precisamente, a través de quien la serie aprovechará la oportunidad de adentrarse en distintos temas sociales, como las relaciones con el islam o la crisis de los refugiados. Es él, además, el contrapunto moderado al personaje de Law, que volverá para reclamar su lugar como sucesor de Pedro.
Pero, también, Sorrentino usa esta serie para hacer crítica a aquellos asuntos que afectan de manera directa a la Iglesia, como los abusos sexuales o el celibato. Todo ello queda especialmente enmarcado en el personaje del actor español Javier Cámara. Su personaje es, precisamente, el cardenal Bernardo Gutiérrez, quien durante la primera temporada confiesa haber sido víctima de abusos pero, también, haber sentido una llamada muy personal al sacerdocio.
