El único Papa es Francisco. Benedicto XVI es solo un obispo emérito. De esta manera, el ex prefecto para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, no solo reconoció la autoridad de Jorge Mario Bergoglio, en plena polémica sobre el libro sobre el celibato promovido por el cardenal Sarah del que se ha desmarcado Joseph Ratzinger.
Müller, conocido por haber mostrado públicamente su afinidad con el Papa alemán y sus discrepancias con la gestión de Francisco, ha salido a la palestra en esta ocasión para sentenciar que no hay “ninguna confusión” al respecto.
“No tenemos dos papas, existe uno solo Francisco. Se dice Papa emérito por cortesía, pero en realidad Benedicto XVI en obispo emérito”, ha expresado a Il Corriere della Sera.
Eso sí, Müller justificó el hecho de que el Papa emérito rompiera su silencio: “El Papa tiene el primado de la unidad de todos los obispos. También los eméritos participan en el magisterio de la Iglesia y juntos tienen la responsabilidad de ser dispensario de la fe. No hay nada de extraño”.
El arzobispo italiano Agostino Marchetto va más allá en su reflexión sobre el estatus que ha de tener el Papa emérito. “Creo que hay que desmitificar la figura”, explicó en una entrevista al diario La Repubblica. Considerado el mayor estudioso del Vaticano II, para este diplomático y gran conocedor de la curia urge regular a través de un estatuto esta figura extraordinaria hasta ahora en la historia de la Iglesia.
“Creo que el derecho canónico, con su especificidad y claridad, puede ayudar en el futuro a delinear y aceptar este hecho. Por lo tanto, el derecho canónico, siendo la figura del Papa emérito completamente nueva, podrá colaborar regulando completamente la forma y sustancia de la figura misma”.
Al ser preguntado si a Benedicto XVI habría que llamarle “papa emérito”, Marchetto subraya que “es un obispo que ejerció durante algún tiempo la primacía pontificia, pero que luego renunció y, por lo tanto, abandonó este ministerio especial que es propio del obispo de Roma”.