“Imploramos a nuestros gobiernos que ayuden a construir una nueva solución política arraigada en la dignidad humana para todos. Si bien esto debe ser determinado en diálogo entre los pueblos que viven en Tierra Santa, existe una necesidad urgente de que nuestros países desempeñen su papel”. Así lo recoge el mensaje final de la Coordinadora de obispos para la Iglesia en Tierra Santa, que ha mantenido su encuentro anual en Jerusalén y Gaza del 11 al 16 de enero, expedición de la que ha formado parte, una vez más, el arzobispo de Urgell y copríncipe de Andorra, Joan-Enric Vives.
En este sentido, los prelados ponen tarea a la comunidad internacional insistiendo en 5 necesidades para este pueblo: que se aplique el derecho internacional; que se siga el liderazgo de la Santa Sede en el reconocimiento del Estado de Palestina; que se atienda las preocupaciones de seguridad de Israel y el derecho de todos a vivir con seguridad; que se rechace el apoyo político o económico a los asentamientos; y que se opongan decididamente a cualquier acto de violencia o abusos de los derechos humanos por cualquier parte.
“Al dar estos pasos, la comunidad internacional puede solidarizarse significativamente con aquellos israelíes y palestinos que se niegan a renunciar a su lucha no violenta por la justicia, la paz y los derechos humanos”, han dicho los obispos reclamando oraciones por la paz de Jerusalén.
‘No debemos ignorar la voz de la gente en Tierra Santa’ reza el título del comunicado, que comienza recordando que, cada año, les sigue inspirando la “resistencia y fe duradera” del pueblo “en una situación que sigue empeorando”.
Recordando el reciente mensaje de los obispos católicos locales, en el que lamentaron el fracaso de la comunidad internacional para ayudar a lograr la justicia y la paz en el lugar del nacimiento de Cristo, han insistido en que “nuestros gobiernos deben hacer más para cumplir con sus responsabilidades de defender el derecho internacional y proteger la dignidad humana”, porque “en algunos casos ellos se han convertido en cómplices activos de los males del conflicto y la ocupación”.
“Los obispos locales también advirtieron –rememoran– que las personas se enfrentan a una mayor evaporación de la esperanza de una solución duradera”. Y explican: “Hemos sido testigos de esta realidad de primera mano, particularmente cómo la construcción de asentamientos y el muro de separación está destruyendo cualquier posibilidad de que dos estados existan en paz”.
En el mismo mensaje, los obispos locales advirtieron de que las condiciones de vida se vuelven “cada vez más insoportables”. “Esto es dolorosamente claro en Cisjordania, donde a nuestras hermanas y hermanos se les niegan incluso los derechos básicos, incluida la libertad de movimiento”, indican. Mientras, “en Gaza, las decisiones políticas de todas las partes han tenido como resultado la creación de una prisión al aire libre, los abusos contra los derechos humanos y una profunda crisis humanitaria”. “Hemos sido recibidos por familias centradas ahora en la supervivencia diaria y cuyas aspiraciones se han reducido a lo esencial, como la electricidad y el agua potable”, continúan.
“En estas circunstancias nos conmueve el sacrificio de hermanas religiosas, laicos y sacerdotes que se están acercando con respecto a cada lado para construir un futuro mejor para todos. Ofrecen servicios vitales, especialmente educación, oportunidades laborales y atención a las personas más vulnerables. Damos gracias por su testimonio”, mantienen.