Tras 50 años como misionero en Sudáfrica, el sacerdote belga Joseph o Jeff Hollanders, de 83 años, ha sido asesinado este pasado domingo en su casa en la aldea de Bodibe, cerca de Lichtenburg, en el noroeste de el país. Aunque la investigación de la muerte está en fase inicial, desde la Iglesia católica flamenca de Bélgica, señalan que los atacantes, probablemente, habrían entrado en la vivienda para robarle y allí le esperaron hasta que volvió de la misa dominical.
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Su gente era parte de su vida
En el entorno se han repetido recientes oledas de robos. El propio obispo local, Victor Phalana, confirmó este detalle y apuntó que la tarde del domingo es el momento más vulnerable para un ataque así. “Qué corrupto debes ser para atacar a un viejo indefenso como Jeff. Todos saben que no tenía dinero, que estaba al servicio de una comunidad afectada por la pobreza. Usó cada centavo que poseía para su gente. ¡Lo regalaba todo!”, señaló el prelado.
El cuerpo fue encontrado por un fiel el lunes por la mañana. “Me dijo que se sentía seguro porque estaba muy involucrado en la comunidad. Su gente era parte de su vida. Nuestro país ha llegado a un punto en el que ya no hay respeto por la vida, la Iglesia o un hombre de Dios viejo e indefenso”, señaló el obispo Phalana que había tenido un encuentro con el sacerdote oblato el pasado mes de diciembre.
El miércoles 22 de enero, en la Catedral de Cristo Salvador de Klerksdorp, se celebrará el funeral por el eterno descanso de este misionero que ha sido el primero en perder la vida de forma violenta del 2020. En esta ciudad recibirá sepultura.