La Comisión para el esclarecimiento de la verdad, la convivencia y la no repetición ha llegado a su primer año bajo la dirección del sacerdote jesuita Francisco de Roux, quien no ha dudado en afirmar que ha sido una enorme tragedia ante “las barbaries a las que llegamos en el conflicto armado interno”, porque una especie de locura de “guerra degradada desde todos lados causó las atrocidades más inconcebibles” y en la búsqueda de la verdad “hay que empezar por los que nos quedamos callados cuando estaban pasando estos asuntos”.
Todo ello ha puesto en evidencia –según señala el presbítero– “la forma como los colombianos llegamos a negar nuestra propia humanidad”. Así lo ha expresado en una entrevista al diario El País de Cali.
Continúa la masacre a líderes sociales en los territorios han señalado los obispos de las zonas afectadas como también se ha anunciado nuevamente un paro nacional el 21 de enero. A lo cual de Roux ha asegurado que “de los hallazgos realizados, de la necesidad de que todos los involucrados en el conflicto cuenten lo que pasó y de lo que debería venir de cara a la posible continuación de las movilizaciones sociales en el país”.
En cuanto a las movilizaciones sociales tiene una “visión positiva” de lo que pasó, pese a que en ciudades como Cali, Bogotá y Bucaramanga el vandalismo hizo estragos, no obstante considera que tuvo la sensación “de un país que, llevado por su juventud sobre todo, se abría a nuevas posibilidades y se quería colocar más allá de las polarizaciones” para construir una realidad distinta.
El sacerdote considera que los sectores promotores de la protesta “no quieren destruir las instituciones”, sino que “los escuchen y los acojan para poder avanzar juntos”. También ha destacado que “la Iglesia invitó a una expresión de la sociedad presentando su protesta y sus puntos de vista, pero una y otra vez insistió en que se hiciera sin violencia”.
El jesuita ha dejado muy en claro que desde la comisión “la gran tarea que tenemos es recoger esa memoria y, en lugar de convertirla en un volcán de odios, resignificarla para decir esto no nos puede volver a pasar”.
“Es establecer con rigor cuáles son las cosas que son verdad y ponernos en una tónica de vamos a construir juntos un país nuevo, donde quepamos en nuestras diferencias, donde nos respetemos y donde la dignidad humana de todos prevalezca por encima de cualquier cosa, así como el cuidado de la vida”, acotó.
El presidente de la Comisión de la verdad ha sido muy claro: “No hemos tenido el coraje para poner los Acuerdos de Paz en el centro de la transformación que hay que hacer en el país. Son Acuerdos para la transición y está claro que para que logren su cometido se requieren 20 años de trabajo”.
Si bien esto tomará años “estaba clarísimo que no se podía hacer todo de una vez, pero que hay que hacer todo lo que se pactó en La Habana e incluso hay que ir mucho más allá. Estamos esperando líderes que sean capaces de tener esa grandeza” en referencia al presidente Iván Duque, quien desde que llegó al poder ha puesto objeciones al proceso de paz.
“Hay que hacer la Reforma Rural Integral, acabar con la coca, transformar la democracia, permitir que las víctimas estén en el Congreso. La gente sí tiene la sensación de que muchos piensan no nos opongamos a esa paz, pero hagamos lo justo para que nos digan que la estamos cumpliendo pero no vamos más allá”, ha expresado.
El conflicto continúa como también el asesinato a líderes sociales, aunque a su juicio la exacerbación de la polarización sobre todo a través de Twiiter, “se volvió una cañería, es una vergüenza el Twitter como está y en ese contexto abrirse espacio con la verdad no es fácil”.
Todo esto ha llevado al silencio de las víctimas, donde algunas de ellas no llegan, sino que han tenido que ir a su encuentro, porque algunas que vienen a darnos testimonio tienen miedo y por eso en muchos lugares no podemos esperar que ellas lleguen sino que “tenemos que irlas a buscar en sitios seguros”.
Foto: Comisión de la Verdad