Hace una semana concluía el 26º Congreso Interamericano de Educación Católica, en Santiago de Chile. Al día siguiente, Óscar Pérez Sayago fue reelegido secretario general de la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC) en la 57º Asamblea General de la organización más representativa de la escuela católica del continente.
Mientras compartimos un café en Bogotá (Colombia), donde se encuentra la sede de la secretaría general de la CIEC, el educador colombiano me comparte que tras su reelección, además de recibir el saludo y el apoyo de las federaciones y de muchos educadores del continente, también el cardenal Óscar Rodríguez Madariaga le envió una misiva (ver imagen abajo) en la que destaca que “en estos tiempos la presencia de un laico en la CIEC es un signo de los tiempos para un tiempo que no quiere signos y se resiste a creer“.
El cardenal, en su texto, añade que el Papa “se alegrará muchísimo”, pues le tiene “alta estima” y “cree en su trabajo como joven laico y educador“.
Pregunta.- ¿Qué viene ahora?
Respuesta.- Fortalecer los programas que tiene la Confederación Interamericana de Educación Católica: el programa de identidad, el programa de construir red, el programa de cuidar la casa común y, fundamentalmente, el fortalecimiento como institución.
Pero a esto tenemos que añadir que la escuela católica debe ser una respuesta los principales problemas que tiene el continente. Y hoy estamos viendo que nos exige una formación política, de conciencia ciudadana, nos exige formar agentes transformadores de la sociedad, y esa otra herramienta del plan estratégico que nos permite alimentar y enriquecer lo que estamos haciendo hasta el momento.
P.- ¿Qué balance hace del reciente congreso de la CIEC?
R.- El balance que tenemos del 26º Congreso Interamericano de Educación Católica es positivo, enriquecedor y nos permitió, sobre todo, encontrarnos. El papa Francisco nos invitó a fortalecer la cultura del encuentro, y el liderazgo, la comunicación y el marketing deben posibilitar esa cultura del encuentro en las escuelas católicas del continentes.
Participaron cerca de 1.350 personas de más de 20 países. Nos enriquecimos, celebramos la Eucaristía, compartimos, aprendimos unos de otros, y, ante todo, miramos hacia delante de la escuela católica del continente.
P.- ¿Cuáles son los principales desafíos que deberá asumir la CIEC en este nuevo trienio?
R.- Entre los principales desafíos hay que seguir apostando por el cuidado de la casa común, a los cinco años de escribirse Laudato Si, y también por la formación ciudadana: ¡somos ciudadanos del mundo! Para esto tenemos que dialogar con las pedagogías y aprender a ser significativos para la vida de los niños y jóvenes, pero, sobre todo, tenemos que dar respuestas nuevas, reinventar las respuestas que se nos exige en cada una de las realidades de la escuela católica en el continente.
P.- Se aproxima del Pacto Global por la Educación convocado por el Papa. ¿Qué está dispuesta a aportar la escuela católica de América?
R.- Desde América podemos hacer muchos aportes. Somos el 30% de la escuela católica mundial. Aunque hemos perdido alumnos, estamos alimentando la sed de identidad, y creo que la escuela católica de América deberá exigirse para ofrecer calidad educativa al servicio del cuidado de la casa común.
De una u otra manera el pacto nos invita a pensar de qué manera nos comprometemos. Yo creo que en la CIEC ya hemos venido construyendo ‘pactos’ en los congresos, en los encuentros… Ese pacto que nos lleva a profundizar, a dar respuesta a los desafíos y a las situaciones que se nos presentan día a día.