Un grupo de laicos ha participado esta mañana en una oración en silencio frente a la Iglesia Teatina de Múnich para pedir al papa Francisco y a los obispos alemanes “claridad y coherencia” y el fin del “engaño”. El acto, al que apenas ha acudido un centenar de los 1,7 millones de católicos archidiocesanos, ha sido organizado –con el amparo de varios medios católicos estadounidenses– por Acies Ordinata, “la coalición internacional de católicos fieles a la Tradición de la Iglesia”, como ellos mismos se denominan. Una resistencia visualmente efectista pero difícilmente representativa.
Según los organizadores, fieles laicos de todo el mundo han participado en la oración, que ha concluido rezando un Credo y gritando ‘Et unam Sanctam Catholicam Ecclesiam’ (‘Una Santa Iglesia Católica’). Entre la universalidad de creyentes, contaron con el apoyo y la presencia del arzobispo Carlo Maria Viganò, ex nuncio en Estados Unidos que pidió la renuncia de Francisco acusándole de ser cómplice de McCarrick, y Alexander Tschugguel, el delincuente austriaco que robó la Pachamama de una Iglesia romana durante el Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía y luego la arrojó al río Tíber.
Este es el tercer acto de estas características organizado por el grupo católico, pero el primero que se celebra en Alemania. El primero tuvo lugar el pasado 19 de febrero con motivo de la Cumbre Antiabusos convocada por Francisco en Roma y el segundo en octubre, al comienzo del Sínodo para la Amazonía, también en Roma. No obstante, ahora le toca el turno al cardenal Marx y sus hermanos en el Episcopado, a los que acusan de ser “los promotores ideológicos y económicos del Sínodo para la Amazonía y puntas de lanza de la revolución dentro de la Iglesia”.
Este centenar de fieles ha querido mostrar así su oposición y hacer oír su voz justo antes del 30 de enero, cuando los obispos alemanes se reúnen en asamblea Plenaria para estudiar su “aberración sinodal”. “Teniendo en cuenta las convicciones ideológicas y las declaraciones públicas de muchos obispos alemanes, no tenemos dudas al respecto: el resultado del viaje sinodal solo puede ser el establecimiento de una iglesia separada de Roma”, alerta en un comunicado este grupo, que invita al resto de católicos a dejar de contribuir económicamente con la Conferencia Episcopal Alemana.
En el mismo texto piden al Papa claridad: “Si comparte las desviaciones doctrinales de los obispos alemanes, tenga el coraje de decirlo abiertamente”. Y continúan: “Les pedimos a los obispos alemanes que sean igualmente consistentes en seguir el camino sinodal hasta su objetivo lógico, que es el establecimiento de una nueva iglesia con un rostro germano-amazónico, separada de la Iglesia católica, apostólica y romana”.
En un lenguaje bélico, de lo que consideran una guerra eclesial, Acies Ordinata apunta que no está en juego el futuro de la Iglesia alemana, sino el de toda la Iglesia. Piden claridad y coherencia “con el rosario en mano, en una ciudad donde, en 1609, se estipuló una Liga santa entre los Estados católicos alemanes en defensa de la fe. El 8 de noviembre de 1620, hace 400 años, en la batalla de la Montaña Blanca, las fuerzas unidas del Sacro Imperio Romano y la Liga Católica, lideradas por el duque Maximiliano de Baviera, lucharon y ganaron al ejército enemigo”.