El Papa ha reconocido el martirio de los españoles Benedicto de Santa Coloma de Gramanet y dos compañeros capuchinos asesinados en 1936, así como de José María Gran Cirera junto a otros dos misioneros del Sagrado Corazón, todos ellos asesinados en Guatemala y España por odio a la fe.
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Francisco reconoció el martirio de los nuevos beatos al recibir en audiencia ayer, 23 de enero, al cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante la reunión, el Papa autorizó al Dicasterio a promulgar el reconocimiento del martirio de los siervos de Dios Benedicto de Santa Coloma de Gramenet (cuyo nombre era Joseph Doménech Bonet) y de sus compañeros, asesinados en el contexto de la Guerra Civil Española, entre el 24 de julio y el 6 de agosto de 1936.
Seis nuevas virtudes heroicas
Asimismo, se decretará el martirio de los siervos de Dios José María Gran Cirera (en la foto) y dos de sus compañeros, sacerdotes profesos de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, pero también de siete laicos que también fueron asesinados en Guatemala por odio a la fe entre 1980 y 1991.
Además, el Pontífice autorizó al Dicasterio a promulgar las virtudes heroicas de seis religiosos: el beato Giovanni Tavelli da Tossignano, sacerdote jesuita y obispo de Ferrara; del siervo de Dios Joachim Masmitjá y Puig, canónigo de la catedral de Girona y fundador de la Congregación de los Misioneros del Corazón de María; del siervo de Dios José Antonio Plancarte y Labastida, fundador del Instituto de las Hermanas de María Inmaculada de Guadalupe; del Siervo de Dios José Pío Gurruchaga Castuariense, fundador de la Congregación de las Auxiliadoras Parroquiales de Cristo Sacerdote, del Siervo de Dios Antonio María da Lavaur, sacerdote de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos; y de la sierva de Dios María del Monte Carmelo de la Santísima Trinidad, religiosa de la Orden de las Carmelitas Descalzas.