Condena de 22 años de cárcel al ex sacerdote acusado de abusar de 9 menores en el Seminario de Ciudad Real

El Tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha condenado a 22 años y ocho meses de prisión al ex sacerdote acusado de abusar de 9 menores de entre 11 y 14 años –entre 2013 y 2015– que estudiaban en el seminario de Ciudad Real y de los que era tutor. También ha sido condenado a pagar una multa de 68.040 euros y a indemnizar con 2.000 euros a cada una de sus víctimas por daños morales, ya que es considerado culpable de una veintena de delitos de abuso con prevalimiento, según la sentencia que se ha hecho pública este martes y que recoge EFE.

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La sala le ha impuesto también la medida de libertad vigilada por un tiempo de cinco años a cumplir con posterioridad a la pena privativa de libertad y le inhabilita durante 6 años para cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad, además de hacerle pagar las costas del juicio.

Los menores denunciaban diferentes tocamientos y contactos de carácter sexual. Además, dos de ellos apuntaban que el contacto sexual fue más grave y directo y se produjo en una habitación. Como consecuencia de estos hechos, algunos de los alumnos del seminario han sufrido secuelas psíquicas.

Se declara inocente

Tras el juicio, que se celebró a puerta cerrada durante ocho sesiones el pasado mes de diciembre, la Fiscalía mantuvo la pena de petición de 40 años de cárcel para el ex sacerdote al considerar que ha quedado probada su implicación en los hechos en base a los testimonios de los menores. Una pena que la acusación ejercida por varios de los menores pidió que fuera superior a los 40 años, mientras que la defensa mantuvo la petición de libre absolución. Pedro Jiménez (35 años) mantuvo el último día del juicio ante los medios de comunicación que era “inocente” de los hechos por los que ha sido juzgado. De hecho, es presumible que el procesado recurra la sentencia ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha.

En 2016, el Tribunal Eclesiástico dictaminó una sentencia canónica por la que se le impuso al sacerdote una medida de reclusión en un monasterio por cinco años, con asistencia espiritual y psicológica. Sin embargo, el acusado no acató la decisión eclesiástica al mantener su inocencia. Hecho que le convirtió en el primer cura expulsado del sacerdocio en España por presuntos abusos antes de haber sido juzgado por la justicia ordinaria.

Esta circunstancia acabó con la decisión del papa Francisco de apartarle finalmente del ejercicio del sacerdocio en mayo de 2019. El caso saltó a la luz por una denuncia que había interpuesto el anterior obispo de Ciudad Real, Antonio Algora, que apartó al entonces sacerdote y puso el caso en conocimiento de la fiscalía tras informar a la familia primero de lo que ocurría con sus hijos.