Las Bienaventuranzas “llevan siempre a la alegría”, son un camino “bello y seguro hacia la felicidad” que Jesús propone a los hombres. Ese es el principal mensaje que dejó el papa Francisco en la audiencia general que presidió este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano ante los fieles y peregrinos llegados de diversos países del mundo. El Pontífice comenzó una nueva serie de catequesis, centrada en las Bienaventuranzas del Evangelio de san Mateo que, según comentó, “son la ‘carta de identidad’ del cristiano, porque describen el rostro y el estilo de vida de Jesús”.
En su alocución, destacó que el ‘Sermón de la montaña’ está dirigido a los discípulos, “pero también a la gente; es decir, a toda la humanidad”, lo que resulta “fundamental”. Aquella predicación de Jesús recuerda al Sinaí, donde Moisés recibió los diez mandamientos. “Ahora, con las Bienaventuranzas, Jesús nos da los ‘nuevos mandamientos’, que son mucho más que normas, sino el camino de la felicidad que Él nos propone repitiendo ocho veces la palabra bienaventurados”.
Divididas en tres partes, las Bienaventuranzas “iluminan las acciones de la vida cristiana y revelan que la presencia de Dios en nosotros nos hace verdaderamente felices”, comentó el Papa, que reconoció lo difícil de entender que resultan en ocasiones los caminos que Dios elige. “A veces no entendemos por qué nos pasan ciertas cosas, pero es allí donde manifiesta la fuerza de su salvación y nos concede la verdadera alegría”.
Francisco pidió a los presentes en el Aula Pablo VI que leyeran las Bienaventuranzas en el capítulo V del Evangelio de Mateo, pues “nos hará bien”. Incluso animó a aprenderlas de memoria para tenerlas siempre presentes “en la mente y en el corazón”, dijo el Pontífice, subrayando que el motivo de las Bienaventuranzas no es la situación actual de cada uno de sus protagonistas, sino “la nueva condición que reciben como regalo de Dios”.