“Por aquí ya no hay camino / ¿Hasta dónde no lo habrá? / Si no tenemos un vino / ¿La chicha no servirá? / ¿Llegarán a ver el día cuántos con nosotros van? / ¿Cómo haremos compañía si no tenemos ni pan?
Con los versos de Pedro Casaldáliga, Gloria Liliana Franco, presidente de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), ha revestido de un significado particular el proceso del Sínodo de la Amazonía que como testigo presencial vivió durante el pasado mes de octubre en el Vaticano.
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En el marco de la 59a Asamblea General de la Conferencia de Religiosos de Colombia, la religiosa colombiana ha ampliado detalles de cómo fue su participación como ‘madre sinodal’ y habló de los desafíos que la vida consagrada tendrá una vez que el papa Francisco publique la exhortación apostólica, la cual ha desatado ‘demonios’ en muchos sectores conservadores.
Un grito para todos
Recuerda con especial respeto a las más de 100 personas –entre indígenas y religiosos provenientes de la Amazonía– vinculados a la iniciativa ‘Casa Común’, que se apostaban a las puertas del aula sinodal para cantarle a los 282 padres y madres sinodales el siguiente estribillo: “Vayan hacia aguas más profundas y echen en sus redes para pescar”.
En su bagaje de anécdotas, la religiosa también hizo mención del momento cuando una de las indígenas tomó la palabra y sin ningún tipo de ambages lanzó: “aquí el que más nos entiende es el papa Francisco, a los demás los veo desubicados”. En la mesa principal estaba el cardenal Pedro Barreto, en eso también aprovechó para decirle: “cardenal Barreto, móntese a la barca con el Papa, coja el remo, ayúdelo, no lo deje solo”.
“El grito de esa mujer indígena es un grito para todos nosotros. No podemos dejar solo al papa Francisco en este momento de la Iglesia, el sínodo de la Amazonía es una coyuntura y una coyuntura que nos puso los ojos en un territorio, pero esa coyuntura es para la Iglesia un kairós qué está afinando el modo como el Papa quiere conducir la reforma de esta iglesia”, apuntó.
Viri probati y diaconado femenino
En cuanto a la ordenación de viri probati y el diaconado femenino, ha destacado por ejemplo que “los indígenas nos decían que ese tema de la ordenación de hombres casados les importa a ustedes, pero a nosotros no y ustedes se distraen con esos temas y permiten que la sociedad y los medios de comunicación los distraigan, a nosotros lo que nos importa es que ustedes, la iglesia, sean nuestros aliados”.
Respecto al diaconado femenino, le ha asombrado cómo el tema se posicionó de una gran parte de obispos. “Muchos de los obispos, incluso cardenales que dedicaron su participación a decir que las mujeres debíamos tener un lugar distinto en la iglesia”, ha señalado y, por tanto, para abordar esta cuestión “se pidió que abrir nuevamente la comisión que estudia el tema”.
Más unidos que nunca
La hermana Gloria Liliana también ha destacado el clima de oración y fraternidad que se vivió en el aula sinodal, muy distinto al que algunos medios intentaron dibujar. Recordó el hecho de las figuras de madera –la pachamama– lanzadas al río Tíber y como algunos medios que se hacen llamar católicos en su momento acusaron al Papa de idólatra y hereje.
“Aunque los medios de comunicación se empeñen en decir y en presentar una iglesia dividida. La iglesia del sínodo sigue apostando por la comunión, lo nuestro, la fraternidad. Es escucharnos más allá de nuestras diferencias”, agregó.
Ha exhortado a la vida religiosa a asumir con responsabilidad el uso de los medios especialmente para “poder discernir muy bien de dónde nos llega la información y la manera como nos situamos ante la información”, pues “somos iglesia y la iglesia es una, que reconoce el magisterio del Papa”.