Los católicos chinos, ante la “nueva fase” que abre el cambio de reglas de Pekín para las religiones

  • “Se está moviendo un transatlántico de 1.400 millones de personas. Hace falta fuerza y paciencia”, asegura el sinólogo Francesco Sisci sobre las relaciones con la Santa Sede
  • Lorenzo Prezzi, director de Settimananews, considera que si el Papa recibe una invitación para visitar el gigante asiático, “parte al día siguiente”

Una iglesia en China, abarrotada durante una celebración archivo

El próximo sábado, 1 de febrero, entran en vigor las nuevas medidas del reglamento administrativo para los grupos religiosos promulgadas por el Gobierno de China a finales de 2019. Pese a las duras críticas que han recibido por someter las actividades de las comunidades de fieles a la aprobación de las autoridades y obligarles a divulgar las políticas del Partido Comunista Chino (PCCh), estas normas abren una “fase nueva” de la que pueden beneficiarse los católicos que viven en el gigante asiático.



“Antes las asociaciones patrióticas gestionaban todo, pero ahora existe este reglamento que ofrece espacios de ambigüedad. Se ve una evolución en los últimos 30 años. Está claro que el reglamento no es el paraíso ni da toda la libertad, pero embrida a las asociaciones patrióticas, que ya no pueden hacer todo lo que quieran, y ofrece cambios sustanciales en el lenguaje. Habrá que ver cómo se aplica”, explicó Francesco Sisci, sinólogo y profesor del centro de estudios europeos de la universidad Renmin de Pekín.

Acuerdo histórico

Junto al sacerdote italiano Lorenzo Prezzi, director de la publicación web Settimananews y de la revista Testimoni, Sisci analizó este martes en un encuentro en la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma las relaciones entre China y la Santa Sede, en aparente punto muerto un año y cuatro meses después de la firma del histórico acuerdo entre ambos países para desatascar el nombramiento de obispos en el gigante asiático.

Prezzi SIsci

De izquierda a derecha, Lorenzo Prezzi, director de Settimananews, y Francesco Sisci, sinólogo y profesor del centro de estudios europeos de la universidad Renmin de Pekín

Aquel pacto, cuyo contenido completo no ha sido hecho público, debía poner fin a la fractura entre las comunidades católicas clandestinas y la Asociación Patriótica Católica China, promovida por las autoridades de Pekín para intentar controlar a los feligreses.

“El diálogo con la Santa Sede ayuda”

“El nuevo reglamento está por encima de las asociaciones patrióticas. No acaba con ellas, pero supera la organización anterior”, dijo Sisci, que consideró estas normas parte de los “lentos progresos” que China está realizando en su postura respecto a la fe. “Se está moviendo un transatlántico de 1.400 millones de personas. Hace falta fuerza y paciencia para ello, pero el diálogo con la Santa Sede ayuda al PCCh a comprender las religiones”.

El partido evolucionó desde la represión máxima y la voluntad de eliminar a los credos de los años de la Revolución Cultural a considerar desde 2007 que estos ofrecen “un apoyo positivo para conseguir un estado armonioso y la paz social”.

Nombramientos de obispos

Prezzi consideró por su parte que hay aspectos “buenos y malos” en la relación actual entre Roma y Pekín. “Es positivo que no se haya roto el lazo de confianza” que propició el acuerdo de septiembre de 2018, pero tras los primeros reconocimientos de obispos, faltan aún un buen número de nombramientos de pastores. “Hay muchos elementos todavía que no están maduros”, aseguró el sacerdote y periodista, mientras que el profesor universitario justificó el retraso en el desarrollo del acuerdo en que este “no es una prioridad” para los mandatarios chinos, que tienen otros asuntos más urgentes en su agenda.

Los dos expertos coincidieron en que existen posibilidades de que Francisco viaje a China. “Si recibe una invitación, el Papa parte al día siguiente”, aseguró Prezzi, para el que no resultaría un obstáculo insalvable que ambos países no hayan establecido aún relaciones diplomáticas. “Sé que el Santo Padre quiere ir, aunque sería un viaje en el que también él arriesgaría”.

Bienvenida china

Sisci, por su parte, destacó que una visita de Francisco al gigante asiático “ya no es hoy imposible” y recordó las palabras del portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín el pasado noviembre, Geng Shuang. Este dijo que su Gobierno es “sincero y positivo” en la mejora de las relaciones con el Vaticano para añadir luego: “Damos la bienvenida y estamos abiertos al intercambio entre los dos países”. Aunque no fue una invitación formal para que el Papa viaje a China, para Sisci se trata de una “luz verde” que precisará de ulteriores pasos adelante.

Al ser preguntado por cómo podría afectar a las relaciones entre la Santa Sede y Taiwán el eventual establecimiento de lazos diplomáticos entre Roma y Pekín, Prezzi garantizó que no se va a dejar de lado a la comunidad católica de la isla. Apostó además por “la invención de instrumentos jurídicos” que permitan mantener la relación entre el Vaticano y las autoridades taiwanesas.

Zen, “muy severo”

El director de Settimananews y de Testimoni mostró su respeto al cardenal Joseph Zen, obispo emérito de Honk Kong, pero lamentó las duras críticas que realizó al acuerdo firmado por la Santa Sede y China y, en particular, sus ataques contra el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.

“Ha sido muy severo con su juicio”, comentó Prezzi, que reconoció la existencia de una “cierta fractura” dentro de las comunidades católicas locales a cuenta del nuevo entendimiento entre Roma y Pekín.

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