“Santo Padre, ¡qué gusto verlo!”, ha exclamado ante la prensa el presidente de Argentina, Alberto Fernández, en su encuentro con Francisco hoy en el Vaticano. Un saludo que el Papa ha devuelto con una bienvenida y un gesto de invitación a su despacho. “Pase usted”, ha dicho Fernández. “No, primero el monaguillo”, bromeaba Francisco. Una respuesta que ha arrancado una carcajada a un presidente que, sin embargo, ha llegado al Vaticano para tratar temas mucho menos alegres.
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
- OFERTA: Suscríbete antes del 31 de enero
Y es que, con esta visita a la Santa Sede, el presidente argentino comienza su gira europea en busca de respaldo ante las negociaciones de la deuda de su país con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que darán comienzo próximamente. Asimismo, se reunirá con Giuseppe Conte, primer ministro italiano, y continuará su visita en Berlín, Madrid y París.
“El Papa va a hacer lo que pueda hacer para ayudarnos”, ha asegurado, según recoge La Nación, Fernández en una rueda de prensa posterior. “El Papa es un argentino preocupado por su patria y por su gente”, ha subrayado. De hecho, durante el encuentro se trató desde la crisis económica que azota al país y que ha dejado al 40% de la población bajo el umbral de la pobreza.
Portadores de paz
Asimismo, el Papa y el presidente argentino hablaron acerca de la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, así como la promoción social y la protección de la vida desde su concepción. Un tema, el del aborto, que desde hace unos meses está bastante presente en el debate social de Argentina.
Como es tradicional en estos encuentros, la reunión finalizó con un intercambio de regalos. Así, Fernández hizo entrega al Papa de un telar elaborado por personas con discapacidad de una asociación argentina, así como un calendario de la misma organización.
También obsequió a Jorge Mario Bergoglio con un libro de una de las cafeterías donde solía tomar café cuando era arzobispo de Buenos Aires y, por último, un busto del Negro Manuel, quien fuera el primer devoto de la patrona de Argentina, la Virgen de Luján. Francisco, por su parte, regaló a Fernández una copia de la exhortación ‘Christus vivit’ y una escultura que simboliza la paz. “Esto lo elegí yo. Es lo que quiero de ustedes, que sean mensajeros de la paz”, explicó el Papa.