Francisco señala en el ángelus la necesidad de “proteger la vida de principio a fin, combatiendo toda violación de la dignidad”

  • El Papa se ha unido al mensaje de los obispos ante la celebración en Italia de la 42ª Jornada por la Vida
  • Ha felicitado también a todos los religiosos en el Día de la Vida Consagrada

Francisco señala en el ángelus la necesidad de “proteger la vida de principio a fin,

“Espero que este día sea una oportunidad para renovar nuestro compromiso con proteger la vida humana desde el principio hasta su fin natural“. Con estas palabras hacía referencia el papa Francisco, durante su saludo en el rezo del Ángelus de hoy, 2 de febrero, a la celebración en Italia de la 42ª Jornada por la Vida. “Me uno al mensaje de los obispos para este día, cuyo lema es ‘Abre las puertas a la vida'”, ha continuado el Papa.



Asimismo, Francisco ha manifestado la necesidad de, junto a la defensa de la vida, “combatir cualquier forma de violación de la dignidad, incluso cuando la tecnología o la economía están en juego, abriendo las puertas a nuevas formas de fraternidad solidaria”. 

Del mismo modo, Francisco ha recordado que hoy se celebra en la Iglesia la fiesta de la Presentación del Señor, es decir, “cuando Jesús recién nacido fue presentado al templo por la Virgen María y San José”. Asimismo, en esta fecha también se festeja el Día de la vida consagrada, “que recuerda el gran tesoro en la Iglesia de aquellos que siguen de cerca al Señor al profesar los consejos evangélicos”.

Movimiento y asombro

Francisco ha explicado que, según el evangelio de Lucas, “cuarenta días después del nacimiento, los padres de Jesús llevaron al niño a Jerusalén para consagrarlo a Dios, tal como está prescrito por la ley judía“. “Mientras describe un ritual previsto por la tradición, este episodio nos llama la atención sobre el ejemplo de algunos personajes”, ha apuntado el Papa, refiriéndose a María, José, Simeón y Ana.

“El evangelista Lucas los describe a todos en una doble actitud: de movimiento y asombro”, ha explicado. La primera, el movimiento, es con la que “María y José caminan hacia Jerusalén”. Mientras, por su parte, “Simeón, movido por el Espíritu, va al templo, mientras que Ana sirve a Dios día y noche sin parar”. De esta manera, “los cuatro protagonistas del pasaje del Evangelio nos muestran que la vida cristiana requiere dinamismo y disposición para caminar, dejándonos guiar por el Espíritu Santo”.

“El inmovilismo no es adecuado para el testimonio cristiano y la misión de la Iglesia”, ya que el mundo “necesita cristianos que se dejen conmover, que nunca se cansen de caminar por las calles de la vida, para llevar a todos la palabra consoladora de Jesús”. Y es que todo bautizado “ha recibido la vocación de proclamar, de la misión evangelizadora”. Por ello, ha recordado que “las parroquias y comunidades eclesiales están llamadas a fomentar el compromiso de los jóvenes, las familias y los ancianos, para que todos puedan tener una experiencia cristiana, viviendo la vida y la misión de la Iglesia como protagonistas”.

La capacidad de sorprenderse

La segunda actitud con la que Lucas presenta a los cuatro personajes de la historia es de asombro. María y José “estaban asombrados de las cosas que dijeron sobre Jesús”. El asombro es “una reacción explícita también del viejo Simeón, quien en el niño Jesús ve con sus propios ojos la salvación forjada por Dios a favor de su pueblo”. Y lo mismo es cierto de Anna, que “también comenzó a alabar a Dios”.

“Estas figuras de creyentes están envueltas en asombro, porque se dejaron capturar e involucrar por los eventos que ocurrieron ante sus ojos”, ha dicho Francisco. “La capacidad de asombrarnos de las cosas que nos rodean promueve la experiencia religiosa y hace que el encuentro con el Señor sea fructífero”, ha subrayado. Por el contrario, “la incapacidad de sorprendernos nos hace indiferentes y amplía las distancias entre el viaje de la fe y la vida cotidiana”.

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