El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, aseguró que ante la alerta mundial de salud provocada por la presencia del coronavirus, la Iglesia católica tomará medidas de higiene para los fieles que acudan a los templos cuando se confirme la llegada del virus al país.
El también Arzobispo de Monterrey aseguró en conferencia de prensa que en cuanto las autoridades de salud decreten la existencia de riesgo, inmediatamente se procederá a dar la comunión en la mano, también se utilizará gel antibacterial para las manos y se desinfectarán las bancas.
Cabe recordar que en el 2009 en México se vivió una situación similar por el virus AH1N1, que dejó alrededor de 150 muertos y más de mil casos notificados. En aquel momento la Iglesia adoptó las medidas recomendadas por los obispos del país, entre ellas, el uso de cubrebocas y la suspensión del rito de la paz; incluso, en la etapa de mayor riesgo, se dejaron de celebrar las misas por casi dos semanas.
Rogelio Cabrera dijo que hasta ahora no han tenido ninguna indicación de parte de las autoridades de salud, pero pidió a la gente estar muy pendiente de lo que éstas puedan determinar.
Tras señalar que no es bueno caer en pánico, Cabrera López aseguró: “hay que pedirle mucho a Dios porque este virus es un riesgo para la humanidad; brotó en uno de los países con más habitantes, que es China, lo cual implica ahora que en este mundo tan globalizado, de tanta comunicación, sea muy difícil detenerlo”.
Iluminan al mundo con su testimonio
En otro tema, el Presidente de la CEM felicitó a todos los hermanos y hermanas que han consagrado su vida al servicio de Dios en la Iglesia. “Los miembros de la Vida Consagrada, son quienes iluminan al mundo con su testimonio en diferentes ambientes, algunos en escuelas, otros más en centros de apoyo y rehabilitación, así como en hospitales, casas de reposo y muchos lugares más”, dijo.
Pidió a todos los fieles a valorar la entrega y dedicación de “estos hermanos y hermanas que, dejándolo todo, viven la soltería de manera alegre, siendo signo de cómo sí se puede servir al Señor en cualquier lugar, sin hacer distinción de personas, simplemente mostrándoles, con su entrega, el amor misericordioso de Dios”.
Asimismo, manifestó su preocupación ante la disminución de religiosas y religiosos que quieren consagrarse a Dios. “Hay una disminución considerable de mujeres que acepten consagrarse al servicio de la Iglesia y de la sociedad; mínimo es un 20% de menor ingreso de mujeres a la Vida Consagrada y también el número de varones que se hacen religiosos disminuye considerablemente”.
“Creo que todo va a la baja en el mundo, va a la baja los matrimonios, van a la baja los nacimientos de niños y niñas, van a la baja las vocaciones a la Vida Consagrada y a la vida sacerdotal… en menos de diez años tenemos estas caídas”, lamentó.