Tras más de 15 años desde su fundación, este pasado fin de semana, los militantes de SAIn (Solidaridad y Autogestión Internacionalista) han dado un paso más en su caminar con un encuentro en la Casa Emaús, en Torremocha del Jarama (localidad se la sierra norte madrileña), en el que han reflexionado sobre el momento presente de su formación y cómo han de buscar llegar a más ciudadanos.
Un reto en el que entra el juego la comunicación, pero nunca un posible cambio en su identidad, netamente cristiana. Y es que, sin definirse en ningún caso como un “partido católico” (como la Iglesia reclama desde el Concilio Vaticano II), los componentes del partido siguen la estela de Guillermo Rovirosa o Julián Gómez del Castillo en la promoción de una cultura de la fraternidad.
Principios básicos
Un compromiso que se aprecia también en su periódico, Solidaridad, y que se plasma en una formación que tiene como principios irrenunciables el combate al hambre, la defensa de las personas inmigrantes empobrecidas, la desaparición del paro y la explotación laboral, la denuncia de la esclavitud infantil, el impulso de una democracia real, la lucha contra la corrupción política, la apelación a una España solidaria (donde el nacionalismo ceda paso al internacionalismo), la promoción de la familia “como fuente y escuela de solidaridad”, el apoyo a una educación solidaria y autogestionaria y la defensa de la vida desde su concepción hasta su muerte natural.
Esta jornada de reflexión y diálogo sobre el futuro del partido ha contado con distintas charlas y mesas redondas. En una de ellas, protagonizada por Houssien el Ouariachi, activista por los derechos humanos de la asociación Onda, y por Augustin Ndour, de Por Un Mundo Más Justo, se buscó la visión que se tiene de la formación por personas ajenas a la misma. En ella se apuntaron claves como el auge de Vox y el modo en que esta formación trata de enarbolar la bandera del “partido católico”, el derecho a migrar (y a no migrar) como un pilar fundamental a reivindicar en pleno auge de los discursos xenófobos o la búsqueda del equilibrio entre lo local y lo internacional.