El sacerdote Luk Delft había sido condenado en Bélgica por pedofilia. Sin embargo, después de ser condenado, en 2015 fue nombrado secretario nacional de Caritas en República Centroafricana. Allí, volvió a abusar de menores. Estos hechos, denunciados ante la Fiscalía de Bangui por la propia Conferencia Episcopal de África Central, salieron a la luz el pasado mes de octubre.
Desde entonces, tal como se relata en DW, el apoyo financiero a Caritas en la región ha disminuido hasta tal punto que se han ralentizado sus actividades. La asistencia a las víctimas de las inundaciones en Bangui del pasado otoño, de hecho, se ha reducido a la mitad como consecuencia de muchos socios han preferido suspender sus donaciones a Caritas República Centroafricana.
Fiacre Sieng, responsable de la comunicación en la Caritas Diocesana de Bangui, ha explicado que la organización “interviene en varias áreas: en caso de desastres naturales y, si el país se encuentra en una situación de conflicto. Después de las últimas inundaciones, habíamos planeado ayudar al menos de 1.000 víctimas. Pero no pudimos alcanzar esta meta porque los socios han suspendido sus alianzas y no tenemos más fondos”.
Un duro golpe para el personal de la institución que, además de la falta de dinero, debe enfrentar las preguntas y los reproches de la población. Por su parte, Alain Bienvenu Bangbanzi, secretario nacional de Caritas República Centroafricana, ha apuntado que las actividades en su mayor parte se están ralentizando, los salarios ya no se pagan y algunos de nuestros empleados están tentados a encontrar algo mejor en otros lugares”. Asimismo, ha señalado que “la organización también es objeto de estigmatización porque muchos creen que Caritas se ha convertido en una estructura de pecado y que no deben acercarnos a nosotros”.