Para el ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha comparado la asamblea con “la situación en que la Constitución de Weimar fue derogada por la Ley de Habilitación”
Igual que los métodos políticos de Hitler. En declaraciones a LifeSiteNews, el cardenal Gerhard Müller ha criticado duramente la primera asamblea oficial del “camino sinodal” de la Iglesia alemana. Ha llegado, incluso, a compararla con la Ley de habilitación de los nacionalsocialistas alemanes de 1933. Asimismo, ha dicho que “rescinde la Doctrina de la Iglesia”, alejándose “de la misión religiosa” de la misma.
Estas declaraciones de Müller vienen a colación de los objetivos del camino sinodal alemán, que ha comenzado a reflexionar dicha doctrina sobre aspectos como la ordenación femenina, el celibato, la homosexualidad y la anticoncepción. La primera asamblea se reunió en Frankfurt del 30 de enero al 1 de febrero, con 230 miembros sinodales presentes.
Pero el cardenal Müller, ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, considera que las decisiones desprendidas de esta primera reunión – en la que se estableció un nuevo sistema de votación – traen consigo “un proceso suicida”, en el que “la mayoría decidió que sus decisiones son válidas incluso si contradicen la doctrina católica”.
Por este motivo, considera que las decisiones de la asamblea son similares a las de la época de la historia alemana cuando Adolf Hitler, con la Ley de Habilitación de 1933, anuló la Constitución de Weimar y se otorgó poderes plenos, estableciendo así legalmente su dictadura.
“Esto es como la situación en que la Constitución de Weimar fue derogada por la Ley de Habilitación”, ha apuntado. “Una asamblea autoproclamada, que no está autorizada por Dios ni por las personas que se supone que representa, rescinde la Constitución de la Iglesia del Derecho Divino, que se basa en la Palabra de Dios (en las escrituras y la tradición)”.
Con la nueva metodología, la asamblea sinodal alemana ahora permite que los laicos tengan más miembros con derecho a voto (52%) que los obispos y otros clérigos, que representan el 30% de los miembros sinodales. Un cambio de poderes que, por sus palabras, Müller no está dispuesto a tolerar.