“Lo conocí en un momento oscuro de mi vida”. Es una de las confesiones que realiza Francisco en el libro-entrevista capitaneado por Luigi Maria Epicoco con motivo del centenario del nacimiento de Karol Wojtyla. ‘San Juan Pablo II Magno’ (San Paolo) ve la luz en Italia en estos días y la revista ‘Famiglia cristiana’ ofrece un adelanto del primer capítulo.
Bergoglio desvela que su primer encuentro con Juan Pablo II fue durante su segundo viaje a Argentina en 1987, momento en el que el jesuita estaba distanciado de la Compañía tras ser provincial de 1973 a 1980 y después hasta 1986 rector del colegio del Salvador de Buenos Aires. “A veces ejercía mi rol de responsabilidad con excesiva firmeza, pero fue un momento difícil en Argentina. Ahora puedo hacer autocrítica, pero en ese momento hice lo que me dictaba la conciencia, y probablemente alguien resultó herido”, reconoce Francisco.
Fue en este contexto cuando el nuncio le invitó a conocer al Papa: “El nuncio dijo suavemente que era jesuita. Repitió en voz alta ‘¡Ah, un jesuita!’. Esa reunión me conmovió mucho, fue un consuelo en un momento oscuro”.
El extracto también se detiene en 1992 cuando Wojtyla le nombró obispo auxiliar de Buenos Aires. Francisco confiesa que el nuncio se lo comunicó en el aeropuerto de Córdoba y él solo acertó en responder: “Está bien, ¿y cuándo se hará público?”.
A partir de ahí sus encuentros con Juan Pablo II se multiplicarían durante varios sínodos, aunque recuerda con especial cariño el momento en la ceremonia de su creación como cardenal: “Sentí un fuerte deseo, mientras estaba arrodillado para recibir el birrete de cardenal, no solo de intercambiar el signo de la paz, sino de besar su mano. Alguien me criticó por este gesto, pero para mí fue espontáneo”.
En este primer capítulo, también desvela sus sensaciones cuando tuvo lugar la elección del Papa polaco en 1978, cuando él era provincial de los jesuitas argentinos: “Escuché sus primeras palabras y tuve un muy buen presentimiento”, expresa Bergoglio, que asegura que “esta impresión se fortaleció inmediatamente después” al conocer su trayectoria como capellán universitario, profesor de filosofía, alpinista esquiador.
Durante la conversación entre Francisco y Epicoco, ambos también hablan del cónclave de 2013 en el que fue elegido Jorge Mario Bergoglio. Al escuchar su nombre durante el recuento final, recuerda “rezar el rosario y sentir una gran paz. Es una paz que me acompaña desde siempre hasta hoy”.
En la mañana de aquel 13 de marzo, Francisco recuerda que cuando le entregó el manuscrito de su discurso en las congregaciones generales al cardenal cubano Jaime Ortega, éste le dijo: “¡Oh! ¡Qué lindo! Me llevo un recuerdo del Papa”. En ese momento, Bergoglio le respondió: “No bromees”. Esa misma respuesta le dio minutos después al cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz cuando le sugirió que tenía que preparar un discurso para el balcón: “¡Vamos, no bromees!”.
Por último, en el diálogo del libro, Francisco también aprovecha para respaldar una vez más a Benedicto XVI: “Muchos dicen que en el cónclave de 2005 había recibido varios votos. Pero la verdad es que el Papa correcto en ese momento era Ratzinger. Estaba convencido de ello y lo apoyé”.