José María Gil Tamayo ha hecho entrega de este título a Santiago Portas, Javier Pérez de Andrés, Ángel Martín y a Carmen Esteban
La Casa Grande de Martiherrero nombró en la tarde de este miércoles, 5 de febrero, a cuatro nuevos embajadores. Y es que, en un acto presidido por José María Gil Tamayo, obispo de Ávila, se hizo entrega de este título a Santiago Portas, director de Instituciones Religiosas del Banco Sabadell; Javier Pérez de Andrés, periodista; Ángel Martín, dinamizador en el Espacio Castilla y León Digital de Ávila; y a Carmen Esteban, directora de Ser Ávila.
De esta manera, estos cuatro profesionales se han comprometido a dar su apoyo a este centro dependiente del Obispado de Ávila y a engrandecer su labor. Así, la directora del centro, Paula Alarcón, subrayó que “embajador no es un título, sino una misión, pues son el altavoz para las voces que esta sociedad que mira para otro lado no quiere escuchar, solo las oyen”.
“Es una responsabilidad porque hay una especie de toque de ‘hombre bueno’, que no lo soy, pero que te hace algo más bueno a la hora de valorar lo que se hace en la Casa Grande”, dijo Pérez de Andrés. Por su parte, Santiago Portas expresó su gratitud “por poder formar parte de esta obra de la Iglesia de Ávila y ser foco y altavoz de la Casa Grande”. “Que cuenten conmigo es muy digno de llevar y espero estar a la altura de ese nombramiento”, añadió.
“Supone una responsabilidad”, apuntó Carmen Esteban, porque “no es un premio, es ratificar un compromiso desde hace años delante de un montón de gente, con lo cual hay que cumplir”. En a misma línea, Ángel Martín señaló que ser embajador de la Casa Grande “supone ser transmisor de esos valores que todos los que forman parte de esta gran casa tienen en su ADN y que los que estamos alrededor intentamos sumarnos a ello”.
Además de otras autoridades regionales, en el acto se encontraba la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien subrayó que “el trabajo que realizan” en la organización “no tiene precio y desde ese punto de vista todos tenemos que ser embajadores de la Casa Grande porque en un mundo en el que sigue habiendo injusticias, saber que hay gente que es capaz de dar lo mejor de sí mismo por trabajar por los demás es algo que nos reconcilia con el ser humano, y la Casa Grande de Martiherrero nos reconcilia con lo mejor del ser humano”.