El pasado 13 de enero, en el marco de la XLVI Asamblea Nacional de las Obras Misionales Pontificio Episcopales (OMPE) de México, fue electo como director nacional el religioso Antonio de Jesús Mascorro Tristán, misionero de Guadalupe, en sustitución del padre José Ayala Madrigal, quien terminó su periodo de cinco años al frente de ese instituto.
Las OMPE tienen la finalidad de cooperar con el anuncio del mensaje evangélico. Se desarrollan con el apoyo de la Santa Sede y comprenden cuatro ramas: Obra Misional Pontificia de la Propagación de la Fe, Obra Misional Pontificia de San Pedro Apóstol, Obra Misional Pontificia de la Infancia y Adolescencia Misionera y Pontificia Unión Misional.
Experiencia en Kenia
En entrevista para Vida Nueva, el sacerdote Antonio Mascorro aseguró que ser electo director de las OMPE fue una sorpresa, que, no obstante, recibió con mucha “gratitud por la confianza que depositan en él”.
A casi un mes de iniciada su nueva encomienda, afirmó que se ha sentido “apoyado con un equipo solidario”, lo cual también le da tranquilidad para el trabajo. “Con los directores diocesanos también hubo una muy buena introducción; así que aún estoy aprendiendo e integrándome”.
Mascorro dijo estar consciente “y siempre lo he mencionado, de que el protagonista de todo esto es el Espíritu Santo; uno es simplemente un colaborador en la misión”.
Recordó que su experiencia principal como Misionero de Guadalupe la obtuvo en Kenia: “primero estuve como seminarista, estudié la teología; me ordené de diácono, y en México me ordené de sacerdote en el equipo formador. Después regresé a Kenia 10 años más; en total, 14 años estuve en ese lugar”.
Todos somos misioneros
En relación con las prioridades que tendrá al frente de las OMPE, explicó que la principal será concientizar de la importancia de ser misionero por el Bautismo; “el Papa nos insiste en que, como bautizados, todos somos misioneros; para mí es clara la animación misionera, el concientizar a nuestra Iglesia en México de esta encomienda que tenemos del mismo Jesús, de compartir a otros nuestra fe, en este caso, la misión ad gentes”.
Para Antonio Mascorro, el haber estado en la misión, “el haber vivido y palpado esos retos, en cercanía con las personas, en este caso el contexto africano, me ha sensibilizado de la necesidad de la misión ad gentes”. Si bien –dijo- México se ha caracterizado por ser un país misionero, “hay que seguir fortaleciendo este espíritu misionero”.
El Director Nacional de las OMPE se comprometió a que, durante estos cinco ellos de trabajo, estará muy cercano con los directores diocesanos “porque ellos saben acerca de su propia obra realizada; continuaré la relación con los obispos y el episcopado; aprovecharé la experiencias de los diferentes institutos, congregaciones, a fin de trabajar en comunión y llevar a cabo una continuidad, y así ir conformando los avances”.
Hizo énfasis en la importancia de dar testimonio cristiano con la propia vida y ejemplo, y en la cercanía con el pueblo; “el hacernos presente en nuestros ambientes, así como la formación y el servicio, y claro la importancia de hacer oración”.
Finalmente, resaltó que pone en manos de Dios esta encomienda; “estamos abiertos para compartir nuestros talentos y ponerlos al servicio de la misión, pidiendo a Dios que bendiga nuestras familias y obras, y nos dé espíritu de sabiduría para poder acompañar el trabajo que el Papa nos pide a través de las OMPE”.