A dos meses de cumplir 93 años, el papa emérito permanece hoy en el monasterio Mater Ecclesiae, al cuidado de su fiel secretario personal, el arzobispo George Gänswein, al que el papa Francisco le ha liberado de su tarea como prefecto de la Casa Pontificia para estar al lado de Joseph Ratzinger. Con la polémica por el libro sobre el celibato del cardenal Sarah ya pasada, hoy, 11 de febrero, se cumplen siete años de la histórica renuncia de Benedicto XVI. Con motivo de esta efeméride, Vida Nueva recuerda siete mensajes indispensables del pontífice alemán.
“Después del gran papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un trabajador sencillo y humilde en la viña del Señor”. Estas fueron las palabras que dedicó al mundo tras haber sido elegido obispo de Roma.
“La razón no se salvará sin la fe, pero la fe sin la razón no será humana. (…) No actuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios”, dijo el entonces Pontífice durante su histórico discurso en Ratisbona en septiembre de 2006.
“Toda división entre los bautizados en Jesucristo es una herida a lo que la Iglesia es y a aquello para lo que la Iglesia existe”, recogía en su Constitución Apostólica ‘Anglicanorum Coetibus’ sobre la institución de ordinariatos personales para anglicanos que entran en la plena comunión con la Iglesia católica, publicada el 4 de noviembre de 2009.
“Ser cristiano no es una especie de traje que se usa en lo privado”, afirmó el 30 de mayo de 2011 en la audiencia a los participantes de la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización que él mismo instituyó.
“Sí, hay muchos que, creyéndose dioses, piensan no tener necesidad de más raíces ni cimientos que ellos mismos. Desearían decidir por si solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quien es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias; dar en cada instante un paso a lazar, sin rumbo fijo, dejándose llevar por el impulso de cada momento. Estas tentaciones siempre están al acecho. Es importante no sucumbir a ellas, porque, en realidad, conducen a algo tan evanescente como una existencia sin horizontes, una libertad sin Dios”. Así lo dijo en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid en agosto de 2011.
“La Iglesia debe decir adiós al poder, la riqueza y las estructuras burocráticas inútiles para vivir plenamente la fe y abrirse al mundo. Solo cuando sea capaz de librarse de sus lazos materiales su acción misionera volverá a ser creíble”. Así se expresó en septiembre de 2011 durante su estancia en Friburgo en su visita a su país natal.
“Gracias de corazón y pido perdón por mis errores”, dijo en su despedida como Papa el 28 de febrero de 2013.