La memoria de John Henry Newman sigue vigente 130 años después de su muerte. No obstante, estamos ante un gigante en la historia de la Iglesia, venerado por su compromiso inefable en búsqueda de la verdad, lo que le llevó a transitar del anglicanismo al catolicismo, siendo hoy reconocido por las dos confesiones como un referente. De ahí el dolor que se ha despertado en todos los cristianos británicos desde el pasado domingo 9 de febrero, cuando el Oratorio de San Felipe Neri, en Birmingham, anunció que había sido robada la única reliquia de quien ha sido proclamado santo este pasado octubre.
Dicha reliquia es el único hueso que quedaba de su cuerpo, y que se encontró cuando se abrió su ataúd en 2008, quedando de la madera apenas los mangos y la inscripción. La total descomposición de sus restos se debe a que, cuando Newman fue enterrado en Rednal, a las afueras de Birmingham, el terreno era muy húmedo.
Un mechón de pelo
De hecho, cuatro meses atrás, en la ceremonia que tuvo lugar en San Pedro y en la que Francisco elevó a los altares al purpurado, la única reliquia que estuvo presente fue un mechón de su pelo que fue cortado antes de darle sepultura.
El principal temor del Oratorio de San Felipe Neri es que el autor o autores del robo lo hayan hecho con la intención de lucrarse con una posible venta o subasta ilegal. Por ahora, la policía local no ha facilitado datos sobre la investigación.