El nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, ha visitado hoy, 12 de febrero, la Universidad Pontificia de Salamanca con motivo de las fiestas de la Facultad de Derecho Canónico en honor a San Raimundo de Peñafort. Durante su visita a la universidad, el representante de la Santa Sede ha pronunciado una conferencia titulada ‘La Santa Sede y las relaciones internacionales’, en la que ha planteado una retrospectiva histórica sobre distintos términos y el establecimiento de las Nunciaturas Apostólicas por todo el mundo.
Gracias a su experiencia – Auza ha sido hasta llegar a España el observador permanente de la Santa Sede en la ONU – ha destacado que, “a pesar de sus defectos y fracasos”, Naciones Unidas es el mejor foro a disposición de la comunidad internacional.
“La prevención de la guerra y promoción de la paz; la protección y promoción de los derechos y dignidad humana; el desarrollo humano, y la ayuda a las naciones para que mantengan su palabra y los tratados internacionales son los pilares básicos del Magisterio social de la Iglesia”, ha subrayado, explicando, además, el ejercicio diplomático que realiza la Santa Sede en los ámbitos bilaterales (de relaciones diplomáticas con 183 países) y multilaterales (relaciones diplomáticas con todas las organizaciones internacionales).
“Diplomacia de diálogo”
Por otra parte, Auza ha señalado que el papel eclesial del Nuncio Apostólico consistente en “hacer efectivos los lazos de unidad que existen entre el Papa y la Iglesia a lo largo del mundo”. Del mismo modo, su diplomático es el de ser “representante del Santo Padre”, cuya función es “promover y fomentar las relaciones con las autoridades del Estado y encauzar las relaciones entre la Iglesia y los Estados”.
El nuncio en España ha concluido su intervención destacando las prioridades del papa Francisco en su esfuerzo diplomático centrado en el encuentro y el diálogo. “Se refiere a la cultura del encuentro para la solidaridad y la caridad. Y a una diplomacia de diálogo para resolver conflictos, promover la unidad y combatir la exclusión”, ha explicado. “Es una diplomacia que privilegia el mayor respeto a los países más débiles, pondera la fuerza de la ley frente a la ley de la fuerza, e incentiva las relaciones cordiales y honestas entre las naciones frente a las sombrías sospechas recíprocas”, ha recalcado Auza.