España

El Papa pide a los laicos españoles evitar 5 tentaciones: clericalismo, competitividad, carrerismo eclesial, rigidez y negatividad





“Les pido, por favor, que eviten a toda costa las ‘tentaciones’ del laico dentro de la Iglesia, que pueden ser: el clericalismo, que es una plaga y los encierra en la sacristía, como también la competitividad y el carrerismo eclesial, la rigidez y la negatividad…, que asfixian lo específico de su llamada a la santidad en el mundo actual”. Con este mensaje, el papa Francisco se ha querido hacer presente en el Congreso de Laicos ‘Pueblo de Dios en salida’, que se celebra desde esta tarde hasta el domingo en Madrid y al que asistirán 2.000 seglares de toda España.



“La Palabra viva de Dios necesita ser predicada con pasión y alegría a través del testimonio cristiano para poder derrumbar hasta los muros más altos que aíslan y excluyen. Es la hora de ustedes, de hombres y mujeres comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la industria… que con su modo de vivir sean capaces de llevar la novedad y la alegría del Evangelio allá donde estén”, continúa el mensaje de Jorge Mario Bergoglio dirigido al cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, y al cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, como titular de la diócesis que acoge el macroevento eclesial.

Del mismo modo, “los animo a que vivan su propia vocación inmersos en el mundo, escuchando, con Dios y con la Iglesia, los latidos de sus contemporáneos, del pueblo”, indica el Papa. Por lo tanto, “no tengan miedo de patear las calles, de entrar en cada rincón de la sociedad, de llegar hasta los límites de la ciudad, de tocar las heridas de nuestra gente… esta es la Iglesia de Dios, que se arremanga para salir al encuentro del otro, sin juzgarlo, sin condenarlo, sino tendiéndole la mano, para sostenerlo, animarlo o, simplemente, para acompañarlo en su vida”, agrega.

El Pontífice pone en valor el recorrido sinodal hasta llegar al evento de este fin de semana, pues se han ido “compartiendo ideas y experiencias desde las distintas realidades, para enriquecerse y hacer crecer la comunidad en la que uno vive”.

Recuerdo a Cirilo y Metodio

En su mensaje, Francisco resalta que el Congreso dé el pistoletazo de salida el día en que la Iglesia recuerda a los santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa. “Ellos impulsaron una gran evangelización en este continente, llevando el mensaje del Evangelio a quienes no lo conocían, haciéndolo comprensible y cercano a las gentes de su tiempo, con un lenguaje y formas nuevas. Con su ingenio y su testimonio, fueron capaces de llevar la luz y la alegría del Evangelio a un mundo complejo y hostil. El fruto fue ver cómo muchos creían y adherían a la fe, formando una comunidad; una porción del Pueblo de Dios comenzó a caminar en esa amplia región del continente, y lo sigue haciendo todavía hoy bajo el amparo de esos dos hermanos evangelizadores”, apunta.

El Papa recuerda al laicado que, como pueblo de Dios, “estamos invitados a vivir la fe, no de forma individual ni aislada, sino en la comunidad, como pueblo amado y querido por Dios. Le pertenecemos, y esto implica no solo haber sido incorporados a Él por medio del bautismo, sino vivir en coherencia con ese don recibido”. “Para ello –prosigue– es fundamental tomar conciencia de que formamos parte de una comunidad cristiana. No somos una agrupación más, ni una ONG, sino la familia de Dios convocada en torno a un mismo Señor. Recordar esto nos lleva a profundizar cada día nuestra fe: un don que se vive en la acción litúrgica, en la oración común de toda la Iglesia y que debe ser anunciado. Es el pueblo convocado por Dios, que camina sintiendo el impulso del Espíritu, que lo renueva y le hace volver a Él, una y otra vez, para sentirnos cosa suya”.

Y este Pueblo de Dios en salida “vive en una historia concreta, que nadie ha elegido, sino que le viene dada, como una página en blanco donde escribir. Está llamado a dejar atrás sus comodidades y dar el paso hacia el otro, no con respuestas prefabricadas, sino encarnadas y contextualizadas para hacer comprensible y asequible la Verdad que como cristianos nos mueve y nos hace felices”, explica.

Para ello, añade: “Se necesita esa libertad interior capaz de dejarse tocar por la realidad de nuestro tiempo y tener la valentía de salir a su encuentro. El mandato misionero es siempre actual y vuelve a nosotros con la fuerza de siempre, para hacer resonar la voz siempre nueva del Evangelio en este mundo en el que vivimos, particularmente en esta vieja Europa, en la que la Buena Noticia se ve sofocada por tantas voces de muerte y desesperación”.

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