¿Cristianos en la política? Sí, gracias. El Congreso Nacional de Laicos busca ser un impulso para promover la presencia de los cristianos en todos los ámbitos de la vida pública, también en el de la política, sea con un papel activo en la implicación en el activismo social como en la militancia.
Así al menos lo manifestó hoy el profesor de Filosofía del Derecho, Moral y Política en la Universidad de Valencia. Agustín Domingo Moratalla, responsable de motivar este itinerario en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo, que acoge este fin de semana el encuentro en el que participan más de 2.000 católicos llegados de toda España.
“Los católicos teneos que ser esa batería donde izquierda y derecha quieran alimentarse”, expresó el investigador sobre el deber de los cristianos de ser generadores de ideas y contenidos para ser motor de la transformación social de una forma proactiva y no reactiva.
“Corremos peligro de que en los espacios públicos no seamos nada más allá de un número y no se cuente con nosotros como personas”, alertó. Pero lejos de quedarse atrapado por una lectura apocalíptica de la realidad, Domingo Moratalla señaló que “no vivimos tiempos para el desánimo, la soledad y la resignación ante diagnósticos o lecturas catastrofistas”.
“Nuestra responsabilidad eclesial nos debe impulsar a trabajar codo con codo, laicos y clérigos”, alentó a los congresistas, de tal manera que reivindicó que “necesitamos un laicado ‘mayor de edad’ que lidere los nuevos tiempos de la nueva Iglesia de una manera coordinada, organizada y profética, dispuesto a ser sal, luz y fermento cultural”.
A renglón seguido, introdujo el concepto de “responsabilidad responsable” ligada a la vocación laical y entendida como aquella “responsabilidad vinculada con el deseo radical de libertad sensata, una responsabilidad donde la obediencia se plantea como ‘conocimiento de causa’”.
Pero, ¿por qué y para qué ‘mojarse’ en la vida pública? “Estamos llamados a sanar personas, comprometernos con la verdad y la libertad, cuidar vínculos para reinventar la familia, el vecindario y la justicia cordial, además de tender puentes para construir espacios de comunicación integral”, aseveró.
En esta misma línea, apreció que “no podemos seguir trabajando con las mismas coordenadas que en los 60 o en la Transición”. Es más, planteó la necesidad de buscar presencias creativas teniendo en cuenta el nuevo escenario digital.
“Puede que no haga falta participar en los sindicatos como tal para defender el derecho de los trabajadores, porque las nuevas tecnologías están transformando el concepto de militancia. Tenemos que ponernos en modo 3.0 porque las fórmulas de participación están cambiando”, aseveró. “Nuestra religión es un deporte de contacto”, señaló, parafraseando al cardenal O’Malley
En cuanto al ‘libro de estilo’ del cristiano para el mundo, apreció que “necesitamos un Concilio Vaticano III porque el Vaticano II se haya quedado corto, pero también hay que echar atrás el Vaticano II”.