España

El presidente de los obispos españoles envía a los laicos “con valentía y esperanza”





El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blazquez, animó a los católicos españoles a anunciar “con valentía y esperanza” el Evangelio en la sociedad de hoy.  Con estas palabras, el cardenal que lidera el Episcopado avalaba el Congreso Nacional de Laicos 2020 que este fin de semana ha reunido en Madrid a más de 2.000 cristianos enviados por sus diócesis, congregaciones, movimientos y realidades eclesiales.



Nos reconocemos Iglesia en salida, salimos en el nombre del Señor para anunciar el Evangelio del amor, de la alegría y de la esperanza”, explicó el también arzobispo de Valladolid en la eucaristía de clausura que presidió en el altar del Pabellón de Cristal.

Concelebraron con él,  el nuncio Bernardito Auza, y los cardenales Carlos Osoro, Juan José Omella y Antonio Cañizares. Junto a ellos, el secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello y el presidente de la comisión de Apostolado Seglar, Javier Salinas, además de otros setenta obispos.

Defensa del matrimonio

En relación a la lectura de hoy sobre el adulterio, se preguntó “porqué se multiplican las rupturas del matrimonio” que ha resquebrajado “la estabilidad y la salud ética de la sociedad”. Así alertó de que “la institución del matrimonio padece serios acosos”.

No somos espontáneos, somos elegidos, llamados y enviados”, expresó Blázquez, desde el convencimiento de que “el hombre puede organizar su vida al margen de Dios, pero lo hará contra sí mismo”. “No debemos afirmar a Dios contra el hombre y al hombre contra Dios”, añadió.

El respiro de Jesús

Durante su homilía, el purpurado reivindicó una ley “humana y humanizadora”. Y lo hizo con la seguridad de que “Jesús no es un legislador minucioso y rigorista” sino que “abre un horizonte a sus discípulos de respiro y libertad”.

Esta reflexión le llevo a recordar que el cumplimento de la ley pasa por “defender la dignidad del hombre”, e hizo especial hincapié en los más vulnerables y necesitados.

En esta línea, hizo una crítica velada al proyecto de ley de la eutanasia al reivindicar el papel de la Iglesia en el acompañamiento a quienes sufren para “poder esperar en el umbral de la muerte, ya que nuestro señor Jesucristo nos toma de la mano para atravesar esa puerta”.

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