Además de sus luchas por el territorio y la autodeterminación de sus pueblos, varios líderes indígenas de la Amazonía compartieron como auditores el espacio en el Sínodo sobre su región, donde, en muchos momentos, pudieron intercambiar palabras, abrazos, selfies y hasta sueños con el propio papa Francisco en un clima de camaradería.
En ‘Querida Amazonía’, sus aspiraciones han tenido la resonancia y la claridad profética esperadas, que se condensan en el leguaje transparente que caracteriza a Bergoglio. Cada uno de ellos, desde sus espacios, ven en la exhortación postsinodal una oportunidad para seguir reivindicando sus derechos. Son la voz de sus comunidades, una voz que resuena en todo el planeta.
“Estoy muy esperanzada de que por fin la Iglesia entienda a la Amazonía”, reivindica a Vida Nueva Patricia Gualinga, líder indígena ecuatoriana del pueblo sarayaku, cuyo papel en la defensa de los territorios ha tenido alcance global. En cuanto a sus primeras impresiones sobre la exhortación, no duda en asegurar que “es un documento que ha recogido todo el sentir y la expresión de lo que se dio en el Sínodo”, el cual tiene “una mirada más amorosa y humana hacia lo que es relacionarse con la Amazonía”.
Gregorio Díaz, del pueblo kurripako, asentado en la comunidad de Guarinuma, en el Estado de Amazonas (Venezuela), es el coordinador general de la COICA (Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica), que, junto con la REPAM (Red Eclesial Panamazónica), preparó el camino sinodal y participó activamente de las consultas.
Para este líder, cuyas luchas datan de los años 90, el Papa “escuchó nuestras propuestas por la Amazonía”, sobre todo en un momento de no retorno ante la feroz devastación que la minería, la ganadería y proyectos hidroeléctricos han ocasionado en uno de los biomas selváticos que alberga el 10% de todas las especies de vida silvestre conocidas.
Delio Siticonatzi es un líder indígena peruano, nativo de Santa Rosita, colindante con el río Tambo. Actualmente, lidera Nopoki, una apuesta de educación universitaria para jóvenes indígenas en el corazón de la selva, adscrita a la Universidad Católica Sede Sapientiae. Siente que la resonancia de esta exhortación postsinodal “todavía es débil”, habida cuenta de que muchos de los territorios no tienen acceso a Internet; por ello, reclama que “los vicariatos hagan resonar esta exhortación apostólica dirigida a la comunidad creyente”.
Descendiente de indígenas quechua, Tania Ávila Meneses, coordinadora de Amerindia Bolivia, tiene la impresión de que Francisco va “corazonando” al ritmo de los latidos de los pueblos indígenas, porque ha presentado la exhortación, no como una directriz rígida, sino como sueños, los cuales, para muchos de nuestros pueblos, “son la fuerza que impulsa y construye algo real, con realidades que nos son cercanas”.