Francisco no tiene ninguna duda de que la ley que ha de primar en la vida de un cristiano es el amor. Fue la tesis que mantuvo esta mañana durante el rezo del ángelus en la Plaza de San Pedro.
Partiendo del Evangelio del sermón de la montaña, el Papa llamó “a pasar de una observancia formal de la Ley a una observancia sustancial, acogiendo la Ley en el corazón, que es el centro de las intenciones, de las decisiones, de las palabras y de los gestos de cada uno de nosotros”.
En este contexto, planteó que “Jesús, es consciente de que no es fácil vivir los Mandamientos de este modo tan profundo y totalizante. Por ello, nos ofrece el auxilio de su amor”.
Instrumento de libertad
Francisco llamó a los cristianos a entender la ley “como un instrumento de libertad, que me ayuda a ser más libre, que me ayuda a no ser esclavo de las pasiones y del pecado”.
“Acogiendo la Ley de Dios en el corazón se comprende que, cuando no se ama al prójimo se mata de algún modo a uno mismo y a los demás, porque el odio, la rivalidad y la división matan la caridad fraterna que está en la base de las relaciones interpersonales”, advirtió.
La lengua mata
Son estas desviaciones de la ley del corazón la que lleva a atentar contra los demás en diferentes grados Por un lado, advirtió de las consecuencias de “las habladurías”, sabedor de que “la lengua mata”.
Por otro, a escala global, reflexionó sobre los conflictos armados. El Obispo de Roma aterrizó en la actualidad para hacer conscientes a los feligreses presentes en la Plaza de San Pedro: “Pensemos en las guerras, pensemos en las consecuencias de la guerra, pensemos en esa niña muerta de frío en Siria anteayer”. “Tantas calamidades, tantas. Esto es fruto de las pasiones, la gente que hace la guerra no sabe dominar sus propias pasiones. Les falta cumplir las leyes”, añadió el Papa argentino.
