A pesar de las declaraciones aisladas de algunos obispos, en la cúpula de la Conferencia Episcopal Española hay tranquilidad. Así lo ha señalado este domingo el portavoz Luis Argüello, quien, en una entrevista en El Mundo, desea “una colaboración leal y crítica con el Gobierno en la que digamos que queremos un pacto educativo o denunciemos prácticas españolas y de la UE que dificultan la acogida de quienes huyen de su país”. Una colaboración que puede deberse a la debilidad de una colación que puede ser una “gran ocasión” para “favorecer un diálogo para el bien común”.
Dignidad para la clase de Religión
En el mundo educativo la Iglesia tiene una palabra y por eso, el arzobispo de Valladolid, defiende que la asignatura de Religión “tenga dignidad” como las demás materias siendo “evaluable” como un elemento “humanizador” en un tiempo en el que triunfa el “paradigma tecnocrático acepta que la muerte puede ser una consecuencia de las políticas económicas”.
Los paralelismos con la eutanasia y el modelo educativo van más allá, y es que Argüello recuerda que el criterio de “demanda social” aparece en la exposición de motivos de la nueva propuesta de ley de eutanasia, pero se “no se contempla para la escuela”. Por ello, el obispo insinúa. “Si la mayoría de la concertada en España es de iniciativa eclesial, no es una acción directa contra la Iglesia, pero sí indirecta”. En cualquier caso, denuncia, “falta libertad para plantear asuntos sin que a uno le acusen de alguna fobia”.
Beneficio para la sociedad
Sobre la fiscalidad de la Iglesia, otro de los temas apuntados por el Gobierno, señala que esta tiene que equipararse “a la de otras entidades no lucrativas”. “Los beneficios fiscales de esas entidades reportan un beneficio a la sociedad. El Gobierno debe valorarlo. La Iglesia no quiere privilegios, pero tampoco discriminaciones”, argumenta.
Preguntado por los candidatos para suceder a Blázquez al frente de la Conferencia, se muestra prudente y tranquilo a la “espera de que llegue la elección”. Y sobre la unidad de España lo considera un valor, “lo cual no quiere decir que tengamos una idea fija de cómo se organice políticamente la unidad. Pero pensamos que la unidad de España es un bien que se ha mantenido a lo largo de siglos. Los procesos para responder al futuro deberían subrayar la unión entre los pueblos”.