Obispo de la diócesis de Reconquista y Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral aborigen, participó del Sínodo para la Amazonia, junto al Presidente del episcopado argentino, Oscar Ojea, en octubre pasado.
Vida Nueva dialogó con el obispo Macín, padre sinodal, sobre la nueva exhortación del Papa Francisco.
Pregunta: Ud que estuvo en el Sínodo ¿cree que el documento es el reflejo del trabajo de aquellos días?
Respuesta: Es, sin dudas, reflejo de lo trabajado durante todo el proceso sinodal, y particularmente, durante la Asamblea Sinodal de Octubre de 2019. Lo dice el mismo Santo Padre, al comienzo de la Exhortación. De hecho, durante las congregaciones generales de la Asamblea Sinodal se lo veía a Francisco apuntar cosas, a partir de lo que iba escuchando. Sin embargo, Querida Amazonía va más allá de lo planteado en esos días. Es un canto a la vida, que late en este bioma bello y particular. Su punto de vista es contemplativo, es místico. Comenzando por los títulos, y siguiendo por las citas de poemas, por el estilo de redacción y otros recursos, es evidente que el Papa quiso, sin repetir las cosas dichas en el documento final, asumir un abordaje superador, que no resuelva las tensiones que plantea la realidad amazónica por medio de una mirada disciplinar, sino por exceso, por desborde de gracia.
P: ¿Cuáles son las novedades que presenta el documento?
R: En continuidad con la respuesta anterior, opino que la principal novedad que contiene el documento es proponernos una mirada diferente, nueva, contemplativa, agradecida, sobre la realidad amazónica. Me impresionó el tono poético que el texto aborda por momentos. Es un canto de alabanza. Luego, no veo que haya aportes puntuales extraordinarios o novedades específicas. Se sigue explicitando el magisterio de Francisco. Personalmente, me parecen muy buenos los capítulos segundo y tercero, sobre la cultura y la ecología. Seguramente, con el paso de los días vamos a ir descubriendo algunos aportes concretos, que iluminen nuestro caminar.
P: ¿Cuáles serían las acciones pastorales que debe asumir cada Iglesia para acompañar el documento?
R: Evidentemente, ante todo difundirlo, promover su lectura personal. También en comunidades. El texto tiene una fuerza propia que ilumina la vida de quien se acerca a él. Luego, de acuerdo a las diferentes realidades y a los proyectos pastorales de cada Iglesia Particular, de cada comunidad religiosa, de cada movimiento, se verá y se deberá discernir cuales son las propuestas que se necesitan asumir con mayor urgencia y determinación. Pienso que el desafío de la interculturalidad, como método de acercamiento a los otros, el respeto por lo diverso, el tendido de puentes para el encuentro, el cuidado cotidiano de la casa común, son temas que no podremos eludir.
P: Siento titular de la Pastoral Aborigen, ¿Cree que Querida Amazonia contempla los reclamos de las comunidades?
R: Es una pregunta difícil de responder, ya que en el aula sinodal quedaron expuestos muchos pedidos y reclamos que aquí se asumen de forma general, pero no reciben una respuesta concreta. Ahora bien, pienso que no tenemos que pedirle todo al documento, por otra parte breve y con motivaciones de otra índole, como lo he tratado de explicar. Seguramente que los pedidos más específicos serán respondidos oportunamente, y para la zona de la Amazonía, a través de la REPAM (Red Panamazónica) y de los organismos dispuestos para darle continuidad al sínodo. Me parece que esa puede ser la dinámica a seguir.
P: A su juicio ¿Está la Iglesia preparada para asumir este cambio de mentalidad y ser constante en los reclamos ecológicos?
R: Tengo mis dudas que como Iglesia, y como sociedad, estemos preparados para llevar adelante un verdadero y definitivo cambio de mentalidad en lo que se refiere a la ecología, en un plazo breve. Es demasiado fuerte el consumismo, la cultura del descarte, la indiferencia frente a lo que sucede. El Santo Padre, en la exhortación apostólica, señala muy atinadamente el mecanismo de defensa que utilizamos para eludir la cuestión, cuando tratamos de negar lo que está pasando con el planeta. Pero me aferro a que la misma realidad nos vaya cambiando, ya que no nos quedan demasiadas alternativas, y preparados o no, tendremos que cambiar de mentalidad y de hábitos. Sólo le pido al Señor de la Vida que no sea demasiado tarde!