Francisco ha recibido en audiencia hoy, 20 de febrero, a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para la Educación Católica. Durante su discurso, el Papa ha desgranado las características de la educación y ha pedido, nuevamente, que se trabaje por un Pacto Educativo Global. “No debe ser un simple orden o un parche”, ha dicho el Papa, “debe ser revolucionario”.
Además, ha subrayado que este pacto debe ser el canal facilitador del “crecimiento de una alianza interdisciplinaria y transdisciplinaria”. “En este amplio horizonte de la educación”, ha continuado, “deseo que continúen provechosamente en la realización del programa durante los próximos años”. Así, ha pedido que se trabaje en la creación de un Directorio que marque las pautas de actuación, así como el “el establecimiento de un Observatorio mundial” y que se refuercen y actualicen “los estudios eclesiásticos y la pastoral universitaria, como instrumento de nueva evangelización”.
“La educación es una realidad dinámica”, ha apuntado Francisco, “es un movimiento que ilumina a la gente”. “Es un tipo de movimiento peculiar, con características que lo convierten en un dinamismo de crecimiento, orientado al pleno desarrollo de la persona en su dimensión individual y social”, ha recalcado.
Así, el Papa ha señalado como una propiedad de la educación que es “un movimiento ecológico”, ya que se enfoca “en la persona y en su realidad integral”. Por ello, tiene como propósito “llevarla al conocimiento de sí misma, del hogar común en el que está ubicada para vivir y, sobre todo, al descubrimiento de la fraternidad como una relación que produce la composición multicultural de la humanidad, fuente de enriquecimiento mutuo”.
En cuanto al método, Francisco ha apuntado que la educación es un movimiento inclusivo. “Una inclusión que se dirige a todos los excluidos: aquellos por la pobreza, por la vulnerabilidad debida a guerras, hambrunas y desastres naturales, por la selectividad social, por las dificultades familiares y existenciales”, ha explicado. Una inclusión que, además, se materializa en “acciones educativas a favor de los refugiados, víctimas de la trata de seres humanos, migrantes, sin distinción de sexo, religión o etnia”.
Y es que “la inclusión no es un invento moderno, pero es una parte integral del mensaje salvador del cristiano”. Por este motivo, “hoy es necesario acelerar este movimiento inclusivo de educación para detener la cultura del descarte, que se origina en el rechazo de la fraternidad como elemento constitutivo de la humanidad”.
Del mismo modo, ha afirmado que la educación es “un movimiento pacificador” y “de equipo”, porque “nunca es la acción de una sola persona o institución”. Sin embargo, este “movimiento de equipo ha estado en crisis por varias razones”. Precisamente, este fue uno de los motivos por los que el Papa sintió la necesidad “de promover el día del Pacto Educativo Global para el próximo 14 de mayo, confiando la organización a la Congregación para la Educación Católica”.