“Dios es gay”. Esta es la irreverente declaración de fe de Kurt Cobain (1967-1994) que ha quedado para la historia. Sin embargo, el ídolo de la Generación X, que hoy cumpliría 53 años, fundó Nirvana en una iglesia bautista de Aberdeen (Estados Unidos).
El joven Kurt, de padres divorciados, acabó viviendo con una familia cristiana, que le inculcó la fe, incluso llegando a asistir a reuniones de jóvenes cristianos tras ser bautizado. En esta iglesia, a los 17 años, conoció a Krist Novoselic, a quien les unía el amor por el punk-rock. Fue entonces cuando deciden formar la mítica banda Nirvana.
La generación de los 27
Tras convertirse en ídolo de masas, su relación con la fe se estancó, dejó de vivir con su familia de acogida y llegaron sus problemas de adicción a la heroína, que desembocaron en su suicidio en 1994, dejando marcada a toda una generación de jóvenes grunge y convirtiéndolo en un mito, pese a que su carrera artística ni siquiera duró tres años. “Desde los siete años he llegado a odiar a la humanidad, en general”, dejó escrito el artista antes de quitarse la vida a los 27 años, convirtiéndose en uno de la larga lista de genios que desaparecieron con esa edad, como Jimi Hendrix o Jim Morrison, a los que años después, ya en el nuevo siglo se uniría la genial Amy Winehouse.
Su descontento con el cristianismo se hizo patente en 1986 al pintar un graffiti en la fachada de una iglesia en la que podía leerse ‘Dios es gay’ y ‘Aborto a Cristo’, pintadas que le hicieron convertirse en referente de quienes denunciaban el machismo y la homofobia de las religiones. Este hecho, junto al destrozo de un crucifijo, le costaron ser detenido.
Pese a su enemistad con Dios, en su canción Sappy daba muestras de su relación con la fe:
Y si dices tus oraciones
Harás feliz a Dios/
Y si haces lo que es verdad
Me harás feliz.