Vaticano

El Papa reza con jóvenes sacerdotes ortodoxos: “El Señor es feliz cuando ve un clima de fraternidad entre cristianos”

  • Francisco recibe a curas y monjes de las Iglesias ortodoxas orientales que están de viaje en Roma
  • “Espero que hayáis tenido una experiencia positiva de la Iglesia católica y de la ciudad”, ha dicho





“Las Iglesias llevan dentro de sí varios dones del Espíritu para ser compartidos para la alegría y el bien mutuos. Por lo tanto, cuando los cristianos de diferentes Iglesias nos visitan, reunidos en el amor del Señor, tenemos la gracia de intercambiar estos dones. Podemos dar la bienvenida a lo que el Espíritu ha sembrado en el otro como un regalo para nosotros”. De esta manera se ha expresado el papa Francisco al recibir hoy en el Palacio Apostólico del Vaticano a jóvenes sacerdotes y monjes de las Iglesias ortodoxas orientales que están de viaje de estudios en Roma.



En este sentido, “su visita no es solo una oportunidad para profundizar su conocimiento de la Iglesia católica, sino que también es para nosotros, los católicos, una oportunidad para recibir el don del Espíritu que está dentro de ustedes. Su presencia nos permite este intercambio de regalos y es un motivo de alegría”, ha expresado el Pontífice.

Semillas de fe y esperanza

Continuando su discurso, el Papa ha agradecido también “la gracia de Dios que os ha sido dada. Todo comienza desde aquí, desde ver la gracia, desde reconocer la obra libre de Dios, desde creer que Él es el protagonista del bien que hay en nosotros. Esta es la belleza de la mirada cristiana sobre la vida. Y también es la perspectiva en la que dar la bienvenida al hermano, como lo enseña el apóstol Pablo”. Por lo tanto, “estoy agradecido a ustedes, por la gracia que han aceptado en la vida y en sus tradiciones, por el sí de su sacerdocio y su vida monástica, por el testimonio dado por sus Iglesias ortodoxas orientales, Iglesias que han sellado con sangre la fe en Cristo y que siguen siendo semillas de fe y esperanza, incluso en regiones a menudo marcadas, desafortunadamente, por la violencia y la guerra”, ha añadido.

Jorge Mario Bergoglio se ha despedido, antes de invitarles a rezar el Padrenuestro, con la esperanza de que cada uno “haya tenido una experiencia positiva de la Iglesia católica y de la ciudad de Roma, y que se hayan sentido aquí no como invitados, sino como hermanos entre hermanos. El Señor está feliz con esto, con la fraternidad entre nosotros. ¡Que esta visita, y las que con la ayuda de Dios puedan seguir, den placer y gloria al Señor! Que su presencia se convierta en una pequeña semilla fértil para hacer visible la comunión entre nosotros, esa plena unidad que Jesús desea ardientemente”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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