Francisco: “Las dictaduras nacen y crecen sin derechos, y en la Iglesia esto no puede suceder”

Audiencia plenaria Textos Legislativos

“Es necesario volver a profundizar en el verdadero sentido de la ley en la Iglesia, que el Cuerpo Místico de Cristo, donde la preeminencia es de la Palabra de Dios y de los Sacramentos, mientras que la norma jurídica tiene un papel necesario pero subordinado y al servicio de la comunión”. Con estas palabras ha comenzado esta mañana el papa Francisco su discurso a los participantes de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, cuyo tema ha sido la revisión del Libro VI del Código de Derecho Canónico, que tipifica las sanciones para los delitos cometidos dentro de la comunidad católica.



El Papa les ha recordado que su cometido es “ayudar a hacernos reflexionar sobre una verdadera formación jurídica en la Iglesia, que nos hará comprender la pastoralidad del derecho canónico y su necesidad por respeto a la virtud de la justicia, que siempre debe ser afirmada y garantizada”. Y en esa ayuda a la Iglesia llevan trabajando casi 10 años con esta reforma del Código de Derecho Canónico, cuya revisión incluye toda la legislación que han ido aprobando en los últimos años Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco sobre pederastia eclesial.

La sanción penal, remedio extremo

“Dar a conocer y aplicar las leyes de la Iglesia no es un obstáculo para la presunta ‘eficacia’ pastoral de aquellos que desean resolver problemas sin la ley, sino una garantía de la búsqueda de soluciones que no sean arbitrarias, sino verdaderamente justas y, por lo tanto, verdaderamente pastorales”, ha afirmado. Y ha continuado: “Al evitar soluciones arbitrarias, la ley se convierte en un baluarte válido en defensa de los más pequeños y pobres, el escudo protector de aquellos que corren el riesgo de ser víctimas de los poderosos. Hoy, en este contexto de guerra mundial a pedazos vemos como siempre existe la falta del derecho, siempre. Las dictaduras nacen y crecen sin derechos. En la Iglesia esto no puede suceder”.

Para el Pontífice, “el derecho penal también es una herramienta pastoral y, como tal, debe ser considerado y aceptado. El obispo debe ser cada vez más consciente de que en su Iglesia, de la que es nombrado pastor y jefe, es también él mismo un juez entre los fieles que se le confían. Pero el papel del juez siempre tiene una impronta pastoral en el sentido de que está dirigido a la comunión entre los miembros del pueblo de Dios. La sanción penal es siempre la relación extrema, el remedio extremo al que recurrir, cuando todas las otras formas posibles de obtener el cumplimiento normativo han resultado ineficaces”, ha insistido.

Según Jorge Mario Bergoglio, “al contrario de lo previsto por el legislador estatal, la pena canónica siempre tiene un significado pastoral y persigue no solo una función de respeto al orden, sino también la reparación y, sobre todo, el bien del culpable”. Antes de concluir, el Papa ha remarcado que “cada delito afecta a toda la Iglesia, cuya comunión fue violada por quienes la atacaron deliberadamente con su propio comportamiento. El objetivo de la recuperación del individuo subraya que la pena canónica no es simplemente una herramienta coercitiva, sino que tiene un carácter claramente medicinal. En definitiva, representa un medio positivo para la realización del Reino, para reconstruir la justicia en la comunidad de fieles”.

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