El Parlamento portugués ha dado luz verde a despenalizar la eutanasia. Y lo ha hecho tras aprobar cinco proyectos de ley sobre la despenalización de la llamada “muerte asistida”. Las iniciativas han contado con una mayoría holgada por el apoyo del Partido Socialista, el marxista Bloco de Esquerda, la fuerza animalista PAN y la ecologista PEV, además de Iniciativa Liberal.
Tras este primer trámite -que no se superó en un intento anterior en 2018-, las cinco propuestas se abordarán en comisiones parlamentarias para ser revisadas y volver en unas semanas al pleno para lograr su aprobación final.
Nada más conocerse el resultado de la votación tras un debate que duró cuatro horas, la Conferencia Episcopal Portuguesa lanzó un comunicado en el que expresó “su gran tristeza”. A la vez, reitera la necesidad de convocar un referéndum al expresar que el Episcopado “apoya todas las iniciativas que continuarán teniendo lugar en defensa de la vida y contra la eutanasia”.
En el comunicado se realiza un apoyo explícito a las declaraciones que ayer realiza sobre el asunto el presidente del Episcopado y cardenal patriarca de Lisboa, Manuel Clemente. “Nunca será suficiente subrayar, como decimos e insistimos porque estamos convencidos de esto, que la vida debe contemplarse como un todo. Porque si comenzamos a hacer excepciones, la vida no puede ser contemplada en su totalidad”, destacó Clemente esta tarde.
El purpurado reclamó a los políticos que aborden el problema con una mirada “humana”, o lo que es lo mismo, que busquen otras alternativas a la soledad que no sean la eutanasia. “Las personas, los médicos, los voluntarios que acompañan a los que sufren, nos dicen que no quieren irse porque se sienten acompañados”, expresó
Pero, ¿cuáles son los puntales de estas nuevas leyes portuguesas? Para solicitar la eutanasia el solicitante deberá ser mayor de edad, sin problemas mentales, y estar en situación de sufrimiento “duradero e insoportable” con enfermedad o lesión incurable y fatal. Para que se le permita acabar con su vida, tendrá que pasar por diversas confirmaciones, entre ellas, un comité de expertos. Además, se contempla la objeción de conciencia para médicos y enfermeros.
En este sentido, remitiéndose al mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo, hicieron un llamamiento a los profesionales sanitarios para que “’vigilen constantemente la dignidad y la vida de la persona’, sin ceder ante actos como la eutanasia, el suicidio asistido o la supresión de la vida, incluso si el estado de la enfermedad es irreversible”.