Cada viernes Vida Nueva te acerca sus recomendaciones en pantalla grande (o no tanto)
Una escritora de éxito en crisis, urgida a entregar el argumento de una nueva novela, conoce a la presentadora de un programa televisivo. Tras conversar con esta experta en misterios, encontrará su fuente de inspiración: investigar las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús. Ello le brindará la oportunidad también de ir descubriendo los secretos y heridas de su propio corazón.
Esta historia, “narrada en la ficción” y “basada en hechos reales”, constituye un rendido homenaje a esa “presencia amorosa” bajo cuya advocación se han erigido templos y estatuas en todo el mundo, y a cuya protección se han consagrado una quincena de países, entre ellos España.
Pero, ¿por qué ficcionar un tema cuyo interés depende más de la predisposición del espectador que de los recursos fílmicos? ¿Por qué no apostar sin más por el documental?… Solo así tendría sentido el abundante abanico de testimonios que se suman a esta revolución cordial.
“A día de hoy –nos recuerdan–, el Sagrado Corazón de Jesús sigue haciendo milagros; al menos, eso dice la gente”. El penúltimo de ellos lo tenemos delante: que esta película se abra paso en la “fría” cartelera actual solo puede tener una explicación divina.
Un hombre ignorado por la sociedad, cuya única motivación en la vida es hacer reír, va acumulando ira con cada nuevo fracaso. Decide emprender entonces una violenta cruzada contra el mundo que le erige en inesperado y monstruoso héroe de masas.
Esta transformación del payaso triste en asesino toma cuerpo en la figura del popular archivillano de Batman, alejado aquí del cómic para adoptar un tono más realista y oscuro. Porque, más que en una novela gráfica y fantástica, habría que buscar sus antecedentes en ‘Taxi Driver’ o, a lo sumo, en la trilogía de ‘El Caballero Oscuro’.
El “gamberro” Todd Phillips busca las raíces del Joker ayudado por un Joaquin Phoenix de perturbadora sonrisa, bajo cuya peluca y maquillaje late el corazón herido de un ser lastrado por los traumas de la infancia. Un tipo tan despiadado como patético, que asusta y conmueve por igual con histéricas carcajadas que ahogan el sonido de su propio llanto.
Mientras el debate sobre el cine violento y su influencia social volvían a escena en el país de las armas, esta película (León de Oro en Venecia) y su protagonista han ido cosechando premios hasta alzarse con el más que anunciado –y merecido– Óscar al mejor actor.
Una joven pareja de universitarios se dispone a pasar un romántico fin de semana en Nueva York. Ella tiene previsto entrevistar a un reconocido cineasta en plena crisis creativa, circunstancia que le permitirá conocer a un actor de lo más seductor (Diego Luna). Mientras, su novio se cruzará con otra chica (Selena Gómez) que le ayudará a poner en orden sus sentimientos.
Un octogenario Woody Allen vuelve a Manhattan, escenario de algunos de sus grandes éxitos, para seguir los encuentros, desencuentros y equívocos de los protagonistas durante un día pasado por agua en una ciudad donde se cruzan con lo mejor y lo peor del mundo de la cultura (cine, música, literatura…). Pese a la climatología adversa, un lugar idílico para el romance.
La narración de ambas historias –la del rico despreocupado y la de su irreflexiva novia de ocasión– confluye en una comedia romántica de trama sencilla sobre soñadores, bohemios, artistas y aspirantes varios en busca de su oportunidad.
El veterano realizador apuesta por un tono lúdico y optimista, sin entrar en mayores profundidades, lo cual proporciona buenos momentos. Sin más. Sus grandes películas parecen haber quedado definitivamente atrás.