“No comparto este alarmismo generalizado, este contagio de miedo, que ha llevado a algunas formas exageradas, pero también entiendo que este aspecto psicológico, dado el énfasis puesto por tantos medios de comunicación y el espacio que se le da a todas estas noticias”. Así se expresa en una entrevista a Radio Vaticano el arzobispo de Milán, Mario Delpini, preguntado sobre la crisis del coronavirus, que ya ha causado 7 muertes y ha infectado a 231 personas en Italia.
El arzobispo de la capital lombarda dice que está viviendo estos momentos con “cierta serenidad”, y “confiando en las instituciones encargadas y declarando nuestra disponibilidad de llevar a cabo las indicaciones cautelares para contener la propagación de este virus”.
Con la intención de prevenir posibles contagios, la diócesis ha decretado cancelar todas las misas –menos bodas y funerales, solo con familiares cercanos–, siguiendo las indicaciones de las autoridades, que piden evitar las reuniones masivas. Eso sí, los templos permanecen abiertos. Del mismo modo, se han suspendido todas las reuniones diocesanas, que justo incluyen las jornadas de formación del clero y tres asambleas pastorales de zona.
Ante la imposibilidad de celebrar el inicio de la Cuaresma con una celebración, Delpini propone “dedicarse más personalmente a la oración y la penitencia, a la meditación del Evangelio, y luego, quizás, realizar un rito significativo más adelante en la Cuaresma, puesto que las medidas restrictivas, al menos aquí, conciernen a los próximos siete días”. Unas medidas que incluyen el cierre del Duomo, que permanece con el cartel de cerrado desde ayer.