La región del Catatumbo, departamento del Norte de Santander en Colombia, sigue azotada por la violencia que el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL), disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y narcotraficantes, ejercen por el control de este territorio, limítrofe con la vecina Venezuela.
Ante la gravedad de la situación, Omar Alberto Sánchez, obispo de Tibú, en el corazón del conflicto, ha pedido –en un video mensaje– a los colombianos y a las propias autoridades “leer correctamente lo que nos está pasando y no quedarnos atrapados en las coyunturas sin ir a la raíz de nuestros problemas” para poder llegar a “las soluciones efectivas”.
Un análisis de fondo
Para el prelado no se trata de hacer preguntas funcionales, ni de comunicados, “se requiere ir más allá de la coyuntura y pasar a un análisis de fondo” con “preguntas que cada quien debe hacerse sin otras voces contaminantes”.
“La realidad en sí misma no habla, somos nosotros como intérpretes quienes la haremos hablar. No avanzaremos si nos seguimos mirando con nuestros esquemas de siempre y con desgastados preconceptos”, añadió.
Sin buscar culpables
El obispo ha invitado a mirar desde otra perspectiva la situación con “horizontes distintos que nos den luz” para evitar caer en lecturas básicas de la realidad. “No estamos haciendo el diagnóstico correcto y por eso nos enfocamos en soluciones equivocadas”, advirtió.
Asimismo ha asegurado que “las verdaderas soluciones son más complejas que los simples reclamos”, mientras tanto “las grandes soluciones tardan”, porque es necesario “pensar en soluciones sin buscar culpables, en la crisis hay que reflexionar comunitariamente”.
“Es una crisis humana”
“No hay que perder el aliento, la cordura, la sensatez ni el interés para seguir trabajando con persistencia y realismo contra todo lo que nos hace daño”, señaló. También ha invitado a seguir “un proceso fuerte y claro para pasar de los criterios que nos están finalmente destruyendo a los criterios de Jesús que dan vida”.
A juicio de Sánchez, la crisis que vive actualmente el Catatumbo no es una crisis social sino humana, “no se trata de volver a esa normalidad por la que todos claman, que es dolorosamente anormal y, por tanto, no tiene ingredientes de solución plena para todos”.