La hermana Patricia Murray es la secretaria ejecutiva de la UISG. Conocen bien la condición de la mujer en la Iglesia, la vive todos los días. Con ella se puede hablar fuera de los esquemas e inmediatamente ponerse manos a la obra.
PREGUNTA.- ¿El Pontífice ha hecho algo más por las mujeres de la Iglesia? Estamos hablando de gestos simbólicos…
RESPUESTA.- Los símbolos son importantes y el Pontífice los usa para indicar un cambio. Incluso aquellos que pueden parecer secundarios envían mensajes precisos. Por primera vez bajo su Pontificado, la asamblea de la UISG no fue presentada por un cardenal sino por la presidenta. En la última asamblea, el Papa entró en el Aula Pablo VI con la presidenta y la secretaria ejecutiva, a la derecha y a la izquierda, respectivamente.
No quiso sentarse en la silla grande y única que había sido preparada para él, sino que quiso dos, una también para la presidenta de la UISG. En primer lugar, en sus palabras y gestos siempre hay inclusión.
P.- En los primero siglos del cristianismo existía el diaconado femenino…
R.- Sí, después la situación cambió y ahora el estudio es sobre la interpretación del antiguo diaconado. Yo creo que tenemos que dar más importancia y visibilidad a todos los ministerios en la Iglesia. Pienso en la predicación, en la enseñanza, en los muchos roles de cuidados que las religiosas llevan adelante. No son suficientemente valorados.
Pienso también en los ministerios del lectorado y acolitado que podrían ser abiertos a los mujeres. El Pontífice ha iniciado un camino, un proceso de formación cuyo fin no es un clero más fuerte sino una Iglesia más fuerte y unida en las diferencias.
P.- El Papa puede hacer mucho por las mujeres. Hablemos sobre lo que las mujeres consagradas pueden hacer por él y por la Iglesia. ¿Qué papel pueden jugar?
R.- La UISG se formó al final del Vaticano II precisamente para que pudiera haber un lugar donde las mujeres fueran interlocutoras. Hoy desempeñan plenamente este papel. El mismo Pontífice nos ha reconocido la capacidad de construir relaciones, redes, llevar al centro las voces de las periferias, de aquellos que están lejos y no son escuchados. En el Sínodo sobre la Amazonía sucedió.
P.- Hace tiempo, se planteó el problema de la violencia contra las mujeres, en la Iglesia contra las mujeres. Problema importante y grave denunciado por el propio Papa. ¿Qué percepción, qué conciencia hay del fenómeno? ¿Se ha hecho algo?
R.- También en este caso el Pontífice indicó el camino al hablar de una Iglesia que debe tener cuidado del mundo y de la persona, y nos indicó la responsabilidad moral que cada una de nosotras tiene respecto a la comunidad. En algunos países las mujeres se encuentran en situaciones de subordinación cultural y económica que las hace más vulnerables y menos autónomas.
Esta situación crea las premisas para la violencia y el abuso. El Papa ha llamado muchas veces la atención sobre esto. Y una vez más el Pontífice ha indicado el camino. Nos toca a nosotros recorrerlo.