Ética, educación y derecho. Son las tres coordenadas que el Papa ha marcado como fundamentales para hacer realidad la llamada “ética del algoritmo”, o lo que es lo mismo, un uso sensato de las nuevas tecnologías.
Así lo manifiesta en el mensaje firmado por Francisco que leyó esta mañana Vincenzo Paglia a los participantes de la Asamblea Plenaria de la Academia Pontifica para la Vida. Debido a una indisposición, Francisco ha suspendido su agenda pública desde ayer, si bien sí ha celebrado la eucaristía matutina en la capilla de Santa Marta.
En el texto pronunciado por el presidente de la entidad, el Papa aplaude la decisión de los académicos de reflexionaran en su encuentro sobre la galaxia digital y la inteligencia digital. Consciente de los peligros que puede traer consigo un uso interesado de las nuevas tecnologías que convierte al ciudadano en un mero consumidor, Francisco planteó que “estos peligros no deben ocultar el gran potencial que nos ofrecen las nuevas tecnologías”.
Un regalo de Dios
“Estamos ante un regalo de Dios, es decir, un recurso que puede dar frutos de bien”, puntualizó el Papa, que instó a los investigadores a una “reflexión seria” a través de “un diálogo transdisciplinario efectivo”.
“La correlación e integración entre vivir la vida y la vida vivida no puede eliminarse a favor de un simple cálculo ideológico del desempeño funcional y los costos sostenibles”, alertó. Fue en este punto, cuando se refirió tanto a la eutanasia como al aborto selectivo: “Las preguntas éticas que surgen de la forma en que los nuevos dispositivos pueden, precisamente, ‘deshacerse’ del nacimiento y el destino de las personas requieren un compromiso renovado con la calidad humana de toda la historia comunitaria de la vida”.