La Conferencia Episcopal canadiense a expresado, por medio de un comunicado, su pesar ante los “impactantes” resultados de la investigación del movimiento eclesial El Arca, en la que se revelaba que su fundador, Jean Vanier, habría abusado sexualmente de, al menos, seis mujeres, así como de haber encubierto los abusos de un sacerdote ligado a su comunidad.
El Arca tiene especial relevancia en el país, tanto por su labor como porque Vanier, si bien nació en Ginebra, era de padres canadienses. “Esta noticia”, continúan los obispos, “es aún más difícil e incomprensible dado que Vanier tuvo una profunda influencia en la forma en que las personas con discapacidades mentales y físicas son percibidas y tratadas hoy, y sus escritos han tenido una influencia positiva en la vida de las personas en diferentes culturas”. Sin embargo, los prelados reconocen que “cualquier daño que se haya hecho no puede ser excusado”.
“Las víctimas de abuso sufren daños indescriptibles y consecuencias a largo plazo”, dice el comunicado, por lo que, recalcan, el mensaje que pretenden trasladar los obispos de Canadá “a todas las víctimas y sobrevivientes es que el abuso es una terrible manipulación de la confianza y siempre debe ser condenado”, ya que, de cualquier manera, “es inaceptable”.
Asimismo, los obispos han elogiado “el coraje” y “rezan” por todas las víctimas que han atravesado “experiencias tan dolorosas”, para que puedan “buscar justicia y curación”. Del mismo modo, han alabado la determinación y responsabilidad de los líderes de El Arca al iniciar una investigación independiente sobre esta cuestión en un esfuerzo por buscar una mayor claridad.
“También es crucial reconocer el impacto abrumador de los resultados de esta investigación en la red mundial de comunidades de El Arca, comunidades dedicadas a ayudar a los discapacitados intelectuales y a sus familias con base en los principios del amor, la amistad, la comunidad y la dignidad de la persona”, señalan. Por eso, han señalado que rezan “por el éxito de la importante tarea que ahora se encuentra ante el liderazgo de El Arca para reconstruir la confianza a través de sus rigurosas políticas y prácticas de salvaguardia, para que la misión de la organización hacia los discapacitados pueda continuar en Canadá y en el extranjero”.
“A medida que se denuncian los pecados y las injusticias”, remarcan los prelados, “también existe un deber urgente de recordar y reconocer el ministerio vivificante, desinteresado y compasivo que los miembros, los voluntarios y el liderazgo de la organización han aportado a la vida de tantos y durante décadas”.