Por primera vez, el nuncio de Su Santidad, Bernardito Auza, presidía esta mañana una toma de posesión episcopal en nuestro país. Y lo hacía para dar oficialidad al nombramiento del nuevo arzobispo de Toledo, Francisco Cerro.
De ahí que sus palabras, apenas 48 horas antes de que arranque la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal que elige a un nuevo presidente que tome el relevo del cardenal Ricardo Blázquez, puedan ser interpretadas como una orientación de los pasos que han de seguir los obispos españoles, precisamente en la archidiócesis primada de España.
Animosa actitud
“Para ser cercanos, tenemos que ser ‘Iglesia en salida’”, reivindicó ante más de cuarenta cardenales, arzobispos y obispos a quienes les llamó a tener presente el mensaje lanzado por el Papa Francisco al reciente Congreso Nacional de Laicos: “No tengan miedo de patear las calles”. “Esta animosa actitud de una ‘Iglesia en salida’ comienza su dinamismo en la actitud pastoral del obispo en relación directa y fructífera con todos”.
Así, el embajador vaticano echó mano de la consagración episcopal que presidió el Papa Francisco el pasado octubre para instar a Cerro a pastorear con “cercanía” desde tres prismas: “la cercanía con Dios en la oración, la cercanía con los presbíteros y la cercanía con el pueblo”.
Vuelta a casa
“Usted no conoce a la diócesis de oídas, sino que la conoce como colaborador que fue en el seno del presbiterio toledano”, subrayó de la trayectoria vital de Cerro, que fue ordenado como sacerdote por el cardenal Marcelo González. Tras recordar su paso por Valladolid y Cáceres, el embajador vaticano explicó que es Dios quien “dirige nuestras vidas, nos coloca allí donde podemos hacer el mayor bien, y espera, a través de nuestra entrega, llegar a los pequeños, a los pobres, a los discípulos de Cristo desde la fuente de su Sagrado Corazón”.
Además, Auza puso en valor “el valioso éxito de la vida entregada a Dios y a la misión” del ya arzobispo emérito Braulio Rodríguez Plaza por su “total entrega y dedicación”.