El papa Francisco ha querido hacerse presente en la recta final del capítulo general de los Legionarios de Cristo, así como alentar a las asambleas generales de las consagradas y laicos del Regnum Christi.
A través de un discurso enviado a los superiores de los sacerdotes, consagradas y laicos, el Santo Padre respalda la “verdadera conversión de corazón y mente” que está viviendo esta realidad eclesial y que ahora tiene una nueva posta tras la creación de la Federación del Regnum Christi que aglutina a toda la familia carismástica: “Las nuevas Constituciones y los nuevos Estatutos son verdaderamente “nuevos”, tanto porque reflejan un nuevo espíritu y una nueva visión de la vida religiosa consistente con el Concilio Vaticano II y las directrices de la Santa Sede”.
De esta manera el Papa avala esta “apertura valiente a la acción del Espíritu Santo, entrando así en el camino del verdadero discernimiento”. En esta misma línea, aprecia el trabajo “paciente y voluntario” realizado por consagrados y laicos que ha dado fruto en “una nueva visión en las relaciones mutuas”. “Se bien que no fue fácil”, admite el Papa, que ha seguido de cerca un proceso en el que ha sido clave la figura del cardenal Velasio De Paolis como delegado pontificio, al que agradece su labor en el discurso.
Desde ahí, el Santo Padre expone que “todavía hay un campo muy grande que debe ser discernido”. “El viaje debe continuar, mirando hacia adelante, no hacia atrás”, les anima a la hora de aplicar los nuevos estatutos.
“Espero que los nuevos gobiernos sean conscientes de que el camino de la renovación no ha terminado, porque el cambio de mentalidad en personas individuales y en una institución requiere mucho tiempo de asimilación, por lo tanto, una conversión continua”, aconseja el Papa que lanza un mensaje de alerta: “Regresar al pasado sería peligroso y sin sentido”.
En el texto, el Papa condena enérgicamente el “comportamiento criminal de su fundador”, Marcial Maciel, que provocó “una fuerte crisis institucional e individual”. Aunque Francisco reconoce que “no se puede negar que él fue el fundador ‘histórico’”, tumba a renglón seguido el hecho de que se le pueda considerar “un ejemplo de santidad para imitar”. “Se las arregló para hacerse considerar un punto de referencia, a través de una ilusión que había logrado crear con su doble vida”, expone el Pontífice, acusándole de haber “contaminado” el carisma original.