Escuchar a las víctimas. El Curso de Protección de Menores, organizado por el Instituto Teológico de Vida Religiosa (ITVR), ha seguido el consejo del papa Francisco de poner la oreja. Y este sábado, en su cuarta jornada presencial, contaron con un testimonio de una mujer abusada.
“Gracias a ellas la Iglesia ha tomado conciencia del problema, el sufrimiento causado y el necesario compromiso de que jamás vuelva a repetirse esta lacra del abuso sexual dentro de la comunidad eclesial”, explica el Instituto de los misioneros claretianos en un comunicado. Por eso, escucharon a una mujer que expresó cómo “el sacerdote-acompañante espiritual se saltó todas las líneas rojas que exige la relación asimétrica del acompañamiento. Y todo en nombre de Dios”.
Posteriormente, cuando fue a denunciarlo ante la institución sus sentimientos fueron desconcertantes porque “no puede ocurrir que las víctimas nos sintamos tratadas como una amenaza porque eso nos revictimiza”, explicó la mujer, que sufrió los abusos en edad adulta. Para ella, “no es la institución la que le hace un favor a la víctima por pagarle una terapia, sino que es la víctima la que hace un favor a la institución al descubrirle a un abusador”.
Durante su intervención lanzó tres peticiones a la Iglesia: “Cuidado de las víctimas: escuchadlas, miradlas a la cara sin juzgarlas, tomad partido por ellas de verdad, haced justicia verdadera a los agresores tomando medidas verdaderamente significativas y contundentes; formación: conocedlo todo para cambiar lo que es injusto; legislad desde las víctimas y no desde los agresores; verdad y transparencia porque la verdad nos hará libres: ‘evitar el escándalo no protege a la Iglesia; el verdadero escándalo es proteger a los victimarios’”.
Antes, en el saludo inicial, Carlos Martínez Oliveras, director del ITVR, hizo un repaso sobre la “penosa actualidad” (boys scouts, Jean Vanier, menores prostituidas de Mallorca, abusos entre religiosas…).
Ya en la primera ponencia el claretiano Manuel Arroba, juez de la Rota de la Nunciatura de España y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ofreció una amplia reflexión a propósito de todo el proceso aplicado a los casos de abusos sexuales. “Hay que partir de la presunción de inocencia y de la presunción de veracidad ante quien denuncia hechos tan graves”, resaltó.
Por su parte, la religiosa vedruna Cova Orejas, miembro del equipo Ruaj, hizo hincapié en el acompañamiento, recordando que “protección sin acompañamiento es trabajo inútil”.