Luego de que la Corte Constitucional de Colombia se declarara inhibida para emitir un nuevo fallo sobre la despenalización del aborto para extenderlo hasta las 16 semanas de gestación y dejarlo tal como estaba desde 2006 bajo 3 causales, Juan Vicente Córdoba Villota, obispo de Fontibón y presidente de la Comisión de promoción y defensa de la vida, ha fijado posición en nombre de la Conferencia Episcopal: “La vida es sagrada” bajo cualquier circunstancia.
El prelado ha señalado que a los 9 magistrados de la corte no les corresponde decidir por los millones de ciudadanos sobre este tema tan delicado. “Zapatero a tus zapatos”, les ha dicho al tiempo que ha pedido al Congreso de la República legislar en esta materia como corresponde.
Asimismo ha recordado a los magistrados que son “los guardianes de la Constitución” y en vez de defenderla la están violando al pretender cambiarla. “No es su competencia, el único poder para hacerlo es el Congreso de la República por referendo, plebiscito o por acto constitucional”, agregó.
“Los magistrados no son elegidos por el pueblo, tienen otros métodos y no les toca hacer la Constitución ni cambiarla, entonces que vuelva a su origen, que sea el Congreso el que convoque a un acto legislativo y el pueblo decida”, sostiene.
Si bien la decisión de la Corte Constitucional detiene el camino a la legalización del aborto “para nosotros esto significa de ninguna manera un final, sino continuar hasta que Colombia logre derogar cualquier causal de aborto”, por tanto “más que contentos, más que decir bien o mal, respiramos”.
En cuanto a las tres causales aprobadas de aborto que aún están vigentes: violación, mal formación o riesgo de la vida de la mujer, ha señalado que “son disculpas que se han inventado que no son derechos fundamentales, el aborto no es un derecho”.
Una vez más el obispo de Fontibón hizo referencia al caso del niño Juan Sebastián. Considera que la mayoría de colombianos no estuvo de acuerdo con que asesinaran a un niño de 7 meses de gestación sólo porque la madre se declaró enferma mental y que por tanto el embarazo le generaba angustia.
“¿A qué mamá no le angustia el saber que está embarazada? ¿A qué mamá no le trae dificultades económicas? Pero si la opinión de un médico determina que hay dificultades de angustia, entonces decretan acabar con la vida de un niño”, ha criticado al tiempo que apeló a su otrora investidura de decano de la Facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana.
En este caso –asegura– se han podido salvar las dos vidas según el juramento hipocrático, porque “en ningún momento la enfermedad mental de la madre puede ser causal, hoy la ciencia ha avanzado mucho y para eso hay tratamiento”.
Foto: CEC