“Cada vez que alcanzamos un hito importante, Dios y la misma vida nos desafían a comenzar de nuevo. Vosotros los jóvenes sois expertos en esto. Os gusta viajar, confrontaros con lugares y rostros jamás vistos antes, vivir experiencias nuevas”. De esta manera comienza el papa Francisco su mensaje para la 35ª Jornada Mundial de la Juventud 2020, que se celebrará el próximo 5 de abril a nivel diocesano.
Esta carta es la primera de las dos con las que el Papa quiere animar a los jóvenes a participar en la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en 2022 en Lisboa, cuyo lema es ‘María se levantó y partió sin demora (Lc 1,39)’. Hoy ha hecho pública su primera misiva, firmada el 11 de febrero, memoria de la Virgen de Lourdes, y que lleva por título ‘¡Joven, a ti te digo, levántate! (cf. Lc 7,14)’. La segunda, que se espera para el próximo año, llevará por título ‘¡Levántate! ¡Te hago testigo de las cosas que has visto! (cf. Hch 26,16)’. “Como podéis comprobar, el verbo común en los tres temas es levantarse. Esta expresión asume también el significado de resurgir, despertarse a la vida”, dice Francisco a los jóvenes en un primer texto en el que, a través de las Escrituras, los ánima a mirar a Jesús.
Antes de pedirles que recen por él, Jorge Mario Bergoglio lanza estos 5 mensajes a sus “queridos jóvenes”:
1. Ver el dolor y la muerte
“Mi mirada, ¿cómo es? ¿Miro con ojos atentos, o lo hago como cuando doy un vistazo rápido a las miles de fotos de mi celular o de los perfiles sociales? Cuántas veces hoy nos pasa que somos testigos oculares de muchos eventos, pero nunca los vivimos en directo. A veces, nuestra primera reacción es grabar la escena con el celular, quizás omitiendo mirar a los ojos a las personas involucradas, indica el Pontífice.
Asimismo, continúa: “A nuestro alrededor, pero a veces también en nuestro interior, encontramos realidades de muerte: física, espiritual, emotiva, social. ¿Nos damos cuenta o simplemente sufrimos las consecuencias de ello? ¿Hay algo que podamos hacer para volver a dar vida?”.
“Pienso en tantas situaciones negativas vividas por vuestros coetáneos. Hay quien, por ejemplo, se juega todo en el hoy, poniendo en peligro su propia vida con experiencias extremas. Otros jóvenes, en cambio, están ‘muertos’ porque han perdido la esperanza”, añade. Por desgracia, “también entre los jóvenes se difunde la depresión, que en algunos casos puede llevar incluso a la tentación de quitarse la vida. Cuántas situaciones en las que reina la apatía, en las que caemos en el abismo de la angustia y del remordimiento”, sostiene para luego recalcar: “Cuántos jóvenes lloran sin que nadie escuche el grito de su alma. A su alrededor hay tantas veces miradas distraídas, indiferentes, de quien quizás disfruta su propia ‘happy hour’ manteniéndose a distancia”.
Para Francisco, “uno se puede encontrar con 20 años arrastrando su vida por el suelo, sin estar a la altura de la propia dignidad. Todo se reduce a un ‘dejar pasar la vida’ buscando alguna gratificación: un poco de diversión, algunas migajas de atención y de afecto por parte de los demás…”. En este sentido, el Papa critica el “difuso narcisismo digital”, que “influye tanto en los jóvenes como en los adultos. Muchos viven así. Algunos de ellos puede que hayan respirado a su alrededor el materialismo de quien solo piensa en hacer dinero y alcanzar una posición, casi como si fuesen las únicas metas de la vida. Con el tiempo aparecerá inevitablemente un sordo malestar, una apatía, un aburrimiento de la vida cada vez más angustioso”.
Por otro lado, Bergoglio señala que “las actitudes negativas también pueden ser provocadas por los fracasos personales, cuando algo que nos importaba, para lo que nos habíamos comprometido, no progresa o no alcanza los resultados esperados. Puede suceder en el ámbito escolar, con las aspiraciones deportivas, artísticas… El final de un ‘sueño’ puede hacernos sentir muertos. Pero los fracasos forman parte de la vida de todo ser humano, y en ocasiones pueden revelarse también como una gracia”. Y prosigue: “Muchas veces, lo que pensábamos que nos haría felices resulta ser una ilusión, un ídolo. Los ídolos pretenden todo de nosotros haciéndonos esclavos, pero no dan nada a cambio. Y, al final, se derrumban, dejando solo polvo y humo. En este sentido los fracasos, si derriban a los ídolos, son una bendición, aunque nos hagan sufrir”.
2. Tener compasión
El Papa reconoce que, “en muchas ocasiones, los jóvenes demostráis que sabéis con-padecer. Es suficiente ver cuántos de vosotros se entregan con generosidad cuando las circunstancias lo exigen. No hay desastre, terremoto, aluvión que no vea ejércitos de jóvenes voluntarios disponibles para echar una mano. También la gran movilización de jóvenes que quieren defender la creación testimonia vuestra capacidad para oír el grito de la tierra”.
Del mismo modo, les pide que no se dejen robar su sensibilidad. “Que siempre podáis escuchar el gemido de quien sufre; dejaos conmover por aquellos que lloran y mueren en el mundo actual. Si sabéis llorar con quien llora, seréis verdaderamente felices. Muchos de vuestros coetáneos carecen de oportunidades, sufren violencia, persecución. Que sus heridas se conviertan en las vuestras, y seréis portadores de esperanza para este mundo. Podréis decir al hermano, a la hermana: ‘Levántate, no estás solo’, y hacer experimentar que Dios Padre nos ama y que Jesús es su mano tendida para levantarnos”.
3. Acercarse y “tocar”
Para el Papa, “un signo de cercanía, sencillo pero concreto, puede suscitar fuerzas de resurrección”. “Sí, también vosotros jóvenes podéis acercaros a las realidades de dolor y de muerte que encontráis, podéis tocarlas y generar vida como Jesús. Esto es posible, gracias al Espíritu Santo, si vosotros antes habéis sido tocados por su amor, si vuestro corazón ha sido enternecido por la experiencia de su bondad hacia vosotros”, añade. Entonces, “si sentís dentro la conmovedora ternura de Dios por cada criatura viviente, especialmente por el hermano hambriento, sediento, enfermo, desnudo, encarcelado, entonces podréis acercaros como Él, tocar como Él, y transmitir su vida a vuestros amigos que están muertos por dentro, que sufren o han perdido la fe y la esperanza”, subraya.
4. ¡Joven, a ti te digo, levántate!
“Jesús te habla a ti, a mí, a cada uno de nosotros, y nos dice: ‘¡Levántate!’. Sabemos bien que también nosotros cristianos caemos y nos debemos levantar continuamente. Solo quien no camina no cae, pero tampoco avanza. Por eso es necesario acoger la ayuda de Cristo y hacer un acto de fe en Dios. El primer paso es aceptar levantarse. La nueva vida que Él nos dará será buena y digna de ser vivida, porque estará sostenida por Alguien que también nos acompañará en el futuro, sin dejarnos nunca, ayudándonos a gastar nuestra existencia de manera digna y fecunda”, reconoce Bergoglio.
5. La nueva vida “de resucitados”
En el último punto de su carta, el Pontífice afirma que la primera reacción de una persona que ha sido tocada y restituida a la vida por Cristo es “expresarse, manifestar sin miedo y sin complejos lo que tiene dentro, su personalidad, sus deseos, sus necesidades, sus sueños. Tal vez nunca antes lo había hecho, convencida de que nadie iba a poder entenderla”.
Y continúa: “Hablar significa también entrar en relación con los demás. Cuando estamos ‘muertos’ nos encerramos en nosotros mismos, las relaciones se interrumpen, o se convierten en superficiales, falsas, hipócritas”.
Según sus palabras, “hoy, a menudo, hay ‘conexión’ pero no comunicación. El uso de los dispositivos electrónicos, si no es equilibrado, puede hacernos permanecer pegados a una pantalla. Con este mensaje quisiera lanzar, junto a vosotros, los jóvenes, el desafío de un giro cultural, a partir de este ‘levántate’ de Jesús. En una cultura que quiere a los jóvenes aislados y replegados en mundos virtuales, hagamos circular esta palabra de Jesús: ‘Levántate’. Es una invitación a abrirse a una realidad que va mucho más allá de lo virtual”, insiste. No obstante, mantiene que “esto no significa despreciar la tecnología, sino utilizarla como un medio y no como un fin”.
Como pone de manifiesto, “‘levántate’ significa también ‘sueña’, ‘arriesga’, ‘comprométete para cambiar el mundo’, enciende de nuevo tus deseos, contempla el cielo, las estrellas, el mundo a tu alrededor. ‘Levántate y sé lo que eres’. Gracias a este mensaje, muchos rostros apagados de jóvenes que están a nuestro alrededor se animarán y serán más hermosos que cualquier realidad virtual”. Porque “si tú das la vida, alguno la acoge. Lo que es hermoso suscita pasión. Y si un joven se apasiona por algo, o mejor, por Alguien, finalmente se levanta y comienza a hacer cosas grandes; de muerto que estaba, puede convertirse en testigo de Cristo y dar la vida por Él”, asevera.
Y se despide apelando a los sueños y pidiendo ‘hacer lío’: “Queridos jóvenes: ¿Cuáles son vuestras pasiones y vuestros sueños? Hacedlos surgir y, a través de ellos, proponed al mundo, a la Iglesia, a los otros jóvenes, algo hermoso en el campo espiritual, artístico, social. Os lo repito en mi lengua materna: ¡hagan lío! Haced escuchar vuestra voz”.