En su undécima edición, el Premio Harambee a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana ha recaído en la doctora ugandesa Irene Kyamummi. La protagonista, que se ha presentado ante los medios este jueves 5 de marzo en Madrid, ha contado cómo, tras una primera experiencia atendiendo a niños con tuberculosis en su país, en 2018 se trasladó a Kenia para trabajar en el Programa CHEP (Child Health Project), con el que, en los alrededores de Nairobi, han logrado atender a más de 5.000 niños.
El proyecto, de carácter integral, promueve una cultura sanitaria a través de la incidencia en las familias, dando a los niños conocimientos básicos sobre salud en las escuelas y recorriendo los hogares para atender e informar a las familias. Y es que, como constata la doctora, la mayoría de los casos graves llegan a ese extremo “porque los padres no saben cuándo han de ir al médico, yendo la mayoría de las veces cuando ya es demasiado tarde”.
Múltiples causas
Por su experiencia, ha comprobado que “muchas de las muertes de los niños se deben a falta de atención sanitaria, a problemas psicosociales, a adicciones en los padres, al maltrato infantil y a la falta de conocimientos y cuidados básicos de la higiene”. Frente a ello, gracias a un trabajo específico llevado a cabo por un pequeño equipo de cinco personas, aunando la formación con los cuidados básicos, “hemos salvado muchas vidas en Kenia”.
Ahora, Kyamummi ha regresado a Uganda para implantar CHEP en Uganda, concretamente en su Kampala natal. Así, está convencida de que, partiendo de un programa concreto cuyos resultados son indudables, este funcionará desde el primer momento en un contexto similar al de Nairobi.
El poder de las mujeres
Con la pasión que la caracteriza, la doctora ha enfatizado que “África será todo lo que las mujeres africanas queremos y consigamos con nuestro esfuerzo”. Especialmente, en el trabajo con los niños, siendo “mi deseo que puedan vivir sanos y tengan la oportunidad de continuar una cadena de servicio ciudadano”.
Sin duda, el reto es mayúsculo, pues Uganda es un país “en el que más de la mitad de su población son niños, un total de 23 millones de personas”. Lamentablemente, no lo tienen fácil: “Allí, tres de cada diez niños menores de cinco años sufren malnutrición. Y dos millones tienen retrasos en el crecimiento”.
Un dispensario
Para ello, el próximo reto es construir un dispensario en Kampala. Un proyecto en el que cuentan con el respaldo de Harambee, fundación social ligada al Opus Dei y en la que cualquiera puede colaborar. Como la semilla en el Evangelio, se multiplica y mucho: con un donativo de 50 euros, se proporciona atención socio-sanitaria a un niño durante diez años.
Eso sí, como concluye Kyamummi, lo más urgente es combatir la “ignorancia” y promover la cultura de la salud en todos los ambientes, también entre quienes parecen no reparar en ella. De ahí que la prioridad esté “en las madres”, pues hablamos de una región “en la que,como constata el Banco Mundial, las mujeres están más dispuestas a emprender que los hombres”. “Educar a una niña –concluye convencida– es educar a un país”.